Capítulo 8: Una confesión [parte 1]

31.2K 3.7K 1.1K
                                    

TW: autolesión.

×××

No sé cuándo comencé a sentir cosas por Jai, lo que sí sabía era que lo que me sucedía no era un juego, nunca lo fue. Sí, podría admitir que oculté algo... Mis sentimientos por él no empezaron cuando descubrí que era Yef, Yef solo provocó una cosa, que me de cuenta que estaba totalmente interesado en mi mejor amigo desde un inicio, y desde hacía demasiado tiempo.

Simplemente había sido bueno ocultándolo, hasta que descubrí que era Yef, hasta que lo imaginé hablándome a mí de esa manera, interesado, coqueteando, entonces toda mi mascara de mentiras por omisión cayó. Cayó porque no pude ocultar más mi atracción hacia una persona que no debería de ver como algo más que una amistad. Quizá todo esto suene dramático, pero para ser honesto no lo es, no es ser dramático poner en riesgo una relación de años solo porque se me ocurrió sentir de más, y no solo la mía con Jai, sino la de él con Mali.

Quién hubiera dicho que en una app, la cual miles de personas se descargan al día, justo iba a hablarle a mi mejor amigo, de entre todas las personas, justo a Jai. Creo que ahora se entiende la razón por la cuál dije que esto fue obra del destino.

Quizás al principio me sentí confundido por mis sentimientos, en aquel entonces, no hace tanto, había comenzado a cuestionarme varias cosas. No sabía si Jai me gustaba, si me agradaba cómo me sentía a su lado por aquella personalidad única, si quería ser como él, si lo admiraba como persona ya que éramos tan distintos que podría llegar a desear ser como él en muchos aspectos, si había confundido mis sentimientos de amistad con enamoramiento o si... Quería besarlo, porque sus labios siempre me habían parecido hermosos, más cuando se los maquillaba mínimamente con aquel tono rosado. Lo que sí sabía era que algo dentro de mí pasaba cuando estaba cerca de él más de lo que debería, y ese sentimiento creció gracias a Yef, gracias a nuestras charlas hasta la madrugada, que posiblemente no habían significado nada para él porque simplemente fueron eso, charlas; para ser honesto para mí tampoco significaron demasiado, solo se sentía atractivo porque era algo nuevo para mí, una nueva experiencia, solo cuando supe la verdad mi corazón comenzó a palpitar de una manera en que solo lo hacía cuando veía a Jai.

Esto era tan complicado, pero podría ser tan simple si hubiera admitido mis sentimientos desde un inicio.

Reí por dentro.

Ni volviendo al pasado posiblemente pueda confesarme, me da miedo el rechazo.

Después de pasar por todas aquellas dudas mis sentimientos se fueron aclarando, y allí fue cuando comenzó la incomodidad, no porque sea un hombre, teniendo en cuenta que no era con el primero por el que me sentía atraído, sino porque era mi mejor amigo, y porque conocía los tipos de relaciones a las que él frecuentaba, y aquello, definitivamente, no era lo mío.

Nada de lo que Jai hacía era lo mío, toda la vida fuimos polos opuestos. Él parece haberse inyectado diez litros de café por intravenosa a las 7 a.m. mientras que yo necesito despertarme con tranquilidad y sin nadie que me moleste. A él le encanta vivir su vida de noche y a mí, mi vida de día. Él puede ser feliz con lo mínimo y a mí lo mínimo, si hablamos de sentimientos, no me alcanza; porque si lo quiero a él, lo quiero todo, no quiero una noche, quiero sus días y quiero sus tardes. Pero eso jamás pasaría.

Como amigo es tan fácil leerlo, pero cuando se trata de algo más que esos sentimientos de amistad todo se vuelve una maldita confusión.

Recuerdo que una vez, meses atrás, cuando Mali se había ido a Estados Unidos, -porque todo lo empecé a sentir cuando ella se fue-, ambos nos quedamos hasta tarde en mi habitación, para así poder terminar unas maquetas que tenían que servir como presentación al otro día. Creo que fue la primera vez que mi cuerpo y mente se alteraron estando cerca de él, tampoco fue mi culpa del todo, él simplemente seguía abrazándome mientras dormía, y dándome besos en la nuca mientras susurraba palabras que se podrían hasta confundir fácilmente con el latín, teniendo posiblemente uno de sus sueños sexuales. Esa noche no dormí nada, mi corazón quería irse de la mano con un paro cardíaco y al mirarme al espejo por la mañana unas enormes ojeras negras decoraban mi rostro, no era de extrañar que Jai se haya reído de mi cara de culo todo el día, nunca supo que fue el causante de esa expresión, y espero que tampoco nunca lo sepa, porque probablemente moriría de vergüenza y cruzar la calle sin ver a los dos lados sería una propuesta tentadora, pero por cuestiones legales, y porque debo cuidar la empresa de mi padre en un futuro, diré que todo es un chiste.

Amistad, descubrimiento y romanceWhere stories live. Discover now