Capítulo 12: El hijo perfecto

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TW: Mención de alcohol, drogas. Temas familiares que pueden llegar a ser sensibles.

NANI

Lo primero que pude percibir al ingresar al bar fueron tres cosas, el olor a cigarro impregnado en el ambiente, las luces oscuras que no permitían ni siquiera verte a ti mismo y la música que podría dejar más sordo a mi abuelo de lo que ya lo está. Pobre el abuelito.

Kiento no había despegado su brazo de mis hombros mientras observaba con diversión el lugar al que lo había invitado, y aunque no había demasiada gente por ser día de semana, incluso así habían varias personas de la Universidad ahogando sus malas notas en alcohol. Quienes fácilmente podrían ser yo si no empiezo a estudiar para el examen de la semana próxima, ya que por todo lo que estuvo pasando con Jai no fui capaz de concentrarme y ponerme a leer los temas; ojalá fuera como él que leyendo antes del examen aprende todo lo que en el semestre no aprendió, supongo que es porque se pone mucha presión en todo lo que hace y cuando lo hace, lo hace bien.

Metas.

—Me gusta, me gusta —admitió Kiento en mi oído, sacándome de mis pensamientos, para luego alejarse mínimamente de mí y cruzarse de brazos, observándome—. Bien, ¿qué me recomiendas beber? ¿Algo especial?

—¿Una Sprite? —dije, pero aquello sonó más como una pregunta y en la mente de Kiento como una mala broma.

Él rio.

—¡Vamos! —comentó insistente, poniéndose detrás de mí, para luego empujarme para que así avanzara.

—¿Qué? —pregunté sin comprender.

—Si quisiera beber Sprite hubiera ido a un puesto en la calle.

—Es que, no me gusta beber —admití y él abrió sus ojos tan grandes como pudo, para luego soltar una carcajada.

—¡Mientes! —comentó, mientras caminábamos hacia la barra, con una sonrisa en su rostro.

Negué con la cabeza.

—Espera, ¿es en serio? Así que eres el hijo perfecto de mamá y papá —comentó él y estuve a punto de regalarle mi dedo del medio, pero luego recordé que no estábamos tan en confianza y que él no era Jai.

—No, no es eso. Simplemente no me gusta como sabe el alcohol —confesé mientras me abría paso entre las personas, para así poder conseguir un asiento libre.

Kiento tomó el otro a mi lado, aún observándome como si fuera un bicho raro o exótico.

—Posiblemente probaste cosas amargas, ¿no? Deberías probar algo dulce, quizás eso es más lo tuyo.

Lo observé sin saber qué decir, para luego asentir.

Es que, no veo fallas en su lógica. En realidad sí, veo demasiadas, no quiero terminar ebrio y sin poder recordar nada de lo que pasó el día anterior como en las películas.

—Bien, ¿quieres que te elija algo o irás por la confiable Sprite?

Suspiré, mientras me achicaba de hombros, rindiéndome.

—¡Solo hazlo! Confiaré en ti, pero si termino ebrio te aseguro que no volveré a salir contigo a un bar, ¡jamás!

—Pero—

—¡Jamás! —lo interrumpí, señalándolo como advertencia.

—¡Está bien! —dijo sonriendo, elevando sus manos, rendido. Para luego intentar despeinarme el cabello, pero lo detuve.

—¡Oye! Hoy me peiné. No arruines lo que me llevó horas lograr —exigí y mentí, ni siquiera me había arreglado, solo no quería que vaya más allá de lo que ya había ido.

Amistad, descubrimiento y romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora