Capítulo 17: Recuerdos, monstruos y... ¿Celos?

28.2K 3.3K 1.5K
                                    

Jai.

Mi madre cree que el ignorar a alguien, como también a tus sentimientos, es darse por vencido en todo sentido, posiblemente lo sea. Es por esa misma razón que le pedí a Nani empezar de cero, no podía darme por vencido justo con él, ¿no es cierto?

Al cerrar la puerta un largo suspiro salió de mis labios.

Casi lo beso, pero me contuve.

No sé qué me estaba sucediendo, pero desde aquella charla en mi habitación hace un par de semanas, todo mi cuerpo ha estado en recelo, como si estuviera enojado por mis acciones.

Está bien, hacia demasiado tiempo no estaba con alguien, o bueno, directamente hacia mucho tiempo no besaba a alguien y Nani de la nada vino y me beso, justo el mismo día en que me enteré que era Cir.

Y ahora no sabía qué hacer.

Quiero decir... Siempre tuve en claro lo que quería, en la época que quería una pareja y en esta época en la que ya me acostumbré a tener relaciones casuales. Me refiero a que, no sé qué hacer con él.

Nani siempre ha sabido lo que quiere, en eso somos muy similares, pero puede que a veces no note el peso de muchas cosas, como esto, como el besarme. Y tengo miedo de que le pase lo que me sucedió a mí cuando recién me animé a salir con un hombre por primera vez, frente a todos, expuesto ante los ojos de personas que no les importaba, como también a la mirada de aquellos homofóbicos que no dudarían en insultarte, gritarte o golpearte si siquiera vas tomado de la mano de otro hombre, porque "¿cómo puedes hacer eso cuando hay niños frente a ti?".

Fue una verdadera mierda.

No digo que Nani no sepa lo que sufrí y sigo sufriendo, él lo sabe al igual que Mali, pero ellos solo conocen lo que quise contarles para que no se preocupen.

Y aún así tengo ganas de intentarlo, y eso me hace sentir egoísta, porque sé a lo que lo puedo exponer. A la violencia que tiene la gente porque no les parece nuestra sexualidad, a los miedos con los que no sabes que te puedes cruzar. Siempre he dicho algo, los monstruos de la ficción nunca me darán tanto miedo como los monstruos que se ocultan debajo de un rostro humano, esos son los más atemorizantes, porque aquellos de las películas no se molestan en ocultar su identidad, mientras que estos, si lo hacen, bajo una máscara de humor.

Y no quiero exponerlo.

No quiero que sufra.

No quiero que lo lastimen.

No quiero que tenga que vivir lo que yo sufrí solo porque mi sexualidad no es lo que estaría moralmente correcto, y lo odio, odio este sentimiento, pero por más, tengo miedo.

Y aún así...

No puedo dejar de recordar su beso.

Al llegar a mi habitación me recosté en la suave sábana clara, no me molesté en prender la luz, simplemente me quedé allí, mirando hacia el techo oscuro, mínimamente iluminado por la luminosidad de la luna que ingresaba por el ventanal que tenía la habitación.

Los recuerdos del beso vinieron a mi mente y me maldigo por ello.

Sus labios... Nunca me había molestado en mirarlos, ni mucho menos en imaginar cómo se sentirían, y a qué sabrían. Me sorprendió el hecho de que se sintieran así de suaves y pomposos, recuerdo aquella noche cuanto me moría por morderlos, pero no podía y no debía. Y aún así, Nani, quien no solía tener parejas, tuvo muchas más agallas que yo. Sus labios tenían ese gusto dulce a las pastillas de limón que él solía llevar a todos lados, porque decía que eran deliciosas, nunca las había probado, pero esa noche pude confirmar cuanta razón tenía. Lo eran.

Amistad, descubrimiento y romanceWhere stories live. Discover now