Capitulo 15: ¿Jai y Kiento en una misma habitación?

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Dejé mi celular sobre la mesa, mientras bebía un trago de mi té helado de frutilla, el mismo se sintió refrescante ante el contacto, calmando aquel calor que hacía el día de hoy. La bebida tenía pequeños pedacitos de gelatina del mismo gusto, como también poseía un aroma a jazmines muy suave, casi imposible de sentir, pero delicioso. Habían muchas bebidas que me gustaban, pero definitivamente el té helado de frutilla era de mis favoritos. Y aunque quería seguir disfrutando al mismo, algo no me lo permitía, o mejor dicho... Alguien.

Mi celular no dejaba de vibrar continuamente arriba de la mesa.
No me era necesario levantar la mirada para saber que Jai seguía allí parado. El aguantar las ganas de reírme se volvía imposible, porque cuando Jai quería que le prestaran atención se ponía en modo "no voy a dejar de molestarte ni hasta en tus sueños" hasta que le demos lo que quería, y justamente eso es lo que estaba haciendo en este mismo momento.

El celular de Mali comenzó a sonar arriba de la mesa, una canción en japonés sonó a través de los parlantes del mismo, posiblemente proveniente del opening de alguno de sus animes favoritos. En la pantalla del mismo pude ver que aparecía la imagen de Jai y debajo agendado "El insoportable".

Definitivamente estaba llamando a Mali porque no le contestaba.

—¿Y ahora? —preguntó Mali, curiosa, mientras levantaba el celular mínimamente, pero la detuve sacándole el mismo de la mano, atendiendo por ella.

—¿Por qué contestas el teléfono de Mali? —se quejó Jai, aunque a lo lejos podía ver como sonreía con diversión.

Ojalá pudiera decir que tengo buena vista para ver esas cosas, pero en realidad lo que me ayudaba eran mis anteojos.

—¿Qué pasa? —preguntó Mali, atenta a lo que hablábamos. O mejor dicho en estado de "algo pasa entre estos dos", demostrado por la sonrisa de costado que tenía en su rostro.

—Nada —le respondí, aunque estuviera mirando a Jai—. Llamó sin querer.

—¿Sin querer? —bufó Jai, quejándose a través del teléfono, mientras lo veía asentir—. Oye, ¡Nani! Ya te conozco, me llegas a cortar y te juro que—

—Bien, adiós —lo interrumpí.

—¡Nan—

Le corté y pude ver como a lo lejos me mostraba su dedo del corazón, mientras sonreía y relamia su labio inferior, para luego pasar a señalarme y con el mismo dedo, deslizarlo por su cuello de izquierda a derecha.

Sonreí.

¿No será la amenaza menos amenazante que se vio en la historia de la tierra? Hasta me causó gracia.

No es que no le contestase por mala persona, pero sabía lo que quería, que le pase las actividades que estuvimos haciendo la semana en la que el faltó. Él las tenía, pero no quería hacerlas posiblemente porque en unos días ya volvería a sus prácticas y no querría hacer otra cosa que eso. Y aunque quisiera, él mismo me dijo que si en un futuro me las pedía hechas no se las pasase, a menos que estuviera en una situación muy complicada, y esta... Bueno, esta no la era.

Pude ver como Jai al fin se alejaba, caminando con tranquilidad y saludando a quienes conocía, o sea, a media Universidad. Luego de perderlo de vista tomé mi celular para ver los mensajes que había dejado.

Amistad, descubrimiento y romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora