Capítulo 7: Límites a mis sentimientos

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Dos días habían pasado desde que vi a Jai por última vez.

Dos días en los me oculté de él, no literalmente, solo traté de evitarlo para que no se sintiera incómodo, porque eso era en lo único que pensaba cuando lo veía yendo a las prácticas, lo incómodo que se podría llegar a sentir si me acercase a él en público, viendo a la persona que lo besó por impulso... También por ser algo hormonal, tengo que admitir.

Llevaba media tarde en la habitación de Mali recostado sobre su cama, a su lado, haciendo básicamente nada. Ella había intentado hablar con Jai, pero para ser honestos estas eran épocas en las que los partidos no lo dejaban pensar en otra cosa, y tampoco había tenido éxito en conseguir hablar con él.

En el reloj blanco que decoraba la pared crema de la habitación de Mali, marcaban las seis de la tarde, pero ella seguía durmiendo de a ratos porque esa era una de las pocas cosas que Malí hacía para aprovechar su fin de semana, dormir, comer o salir, y aunque yo también debería de hacerlo, no podía; cada vez que cerraba mis ojos imaginaba los labios de Jai besando los míos, ¿o los míos besando los de él?

Suspiré, apoyando la libreta de bocetos en mi pecho.

Ni siquiera importa, solo debía dejar de pensar en eso y confesarlo todo. Sí, era tan sencillo como decirle:

"Hey, ¿sabes qué? Me gustas. Todo empezó por Yef, porque una cosa llevó a la otra y yo soy con quien tú hablabas. ¿Qué? ¿Si te lo oculte? Eh, sí, pero eso tiene una profunda explicación y es porque... Bueno, porque soy medio idiota."

—¿Crees que me esté ignorando?—pregunté, haciendo sobresaltar a Mali, quien en los escasos segundos en que se había recostado después de ir al baño, ya se había dormido.

—No —dijo, bostezando, lanzándome todo su aliento en el rostro, para luego abrazarme—. Solo está confundido, dale tiempo. Él te quiere, yo lo sé.

—Me quiere, sí. Pero lejos —respondí con clara ironía. 

—No saques conclusiones tan rápido —se quejó con seriedad, tomándose el comentario muy en serio.

La verdad era que solo le ponía gracia al asunto porque si no lo veía de esa manera me internaría en mi habitación a llorar con comedias románticas o posiblemente a estudiar para que mi padre no me dé otro de sus sermones.

Me dispuse a devolverle al fin el abrazo, mientras que le dejaba un beso en la frente para tranquilizarla; atrayéndola hacia mí. 

Mali siempre me había hecho sentir que cualquier cosa que me molestase tenía solución, era una de esas amigas que por más de que intentes alejarla de tus problemas ella se las rebuscaría para aparecer y solucionarlas contigo, o sin ti, en su defecto. Nunca creí necesitar a otra persona además de ella, con excepción de Jai, con él era todo un tema complicado, siempre sentí nuestra relación unida de una forma distinta, supongo que nunca supe cómo explicar ese sentimiento, hasta que me enteré que él era Yef,  hasta que analicé los sentimientos que tenía por los dos y encontré similitudes.

Tomé mi celular, en el fondo del mismo estaba una foto de una de mis plantas de jazmines, para luego observar el horario en el mismo, en el marcaban las 19:00 de la tarde, mientras que más abajo los grados marcaban 27°C, hoy moriríamos de calor, si no es que moría antes por el olor a encierro que había en esta habitación, o por el aliento de Mali. Definitivamente hoy era su día de descanso en el que nada le podría de afectar, ni siquiera el olor de sus calcetines en el piso.

—¿Iremos hoy? —volví a hablar luego de unos largos segundos de silencio de ambas partes.

—¿Quieres ir?

Amistad, descubrimiento y romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora