Capítulo 39: La persona correcta

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Holis, hay una escena +18, por así decirlo. Ya saben, empieza y termina con este amiguito➡️(*)
Canción recomendada: Chase Atlantic - Moonlight.

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JAI

Nani había vuelto a mis brazos y eso era todo lo que había estado esperando estos dos días, esos mismos que se habían vuelto eternos en mi cabeza repleta de miedos, pero ¿qué importaba ahora todo lo que había sucedido? Todo lo que quería era a Nani, y él estaba aquí, conmigo, recostado en mi pecho.

Sonreí al observarlo.

Él realmente estaba conmigo.

Sus ojos se encontraban cerrados y sus largas pestañas castañas descansaban sobre su piel, haciendo contraste con la palidez de esta. Mi mano recorrió su cabello avellana, y mientras lo observaba, me resultaron curiosos los mechones más claros en él, casi rubios, algo que posiblemente no habría notado antes con la mentalidad de que nunca estaríamos tan juntos, o en una cama de esta manera, semi desnudos.

Bajé mi mano de su cabello hasta su mejilla y sonreí al sentir la suavidad de su piel en la yema de mis dedos mientras recorría a esta con lentitud, tratando de recordar cada centímetro de su calidez, como si aquel toque fuese a ser efímero, pero en realidad desease que se conviertiese en algo imposible de olvidar.

Mi dedo pulgar, curioso por rozar sus labios, se dirigió hacia estos con lentitud y al instante él sonrió, abriendo lentamente sus ojos, a la par en que centraba a los mismos, color miel, en mí.

—¿Te gusta lo que ves, Kian? —preguntó y aquello me provocó una sonrisa imposible de ocultar.

Claro que me gustaba.

—Si te digo que sí te agrandarás, así que mejor dejémoslo en, no luces nada mal por la mañana.

Nani me regaló una amplia sonrisa, para luego quitarme la mano de su rostro y esconder a este en mi pecho desnudo. Su cuerpo se acomodó más cercano al mío, y fui capaz de sentir a su abdomen desnudo y tibio sobre el mío, como si él quisiese escapar de la habitación por aquellas palabras que le había dicho, pero su mejor escape fuese el contacto y la calidez que encontraba en nuestros cuerpos.

—Oye, ¿por qué tan tímido? Como si nunca te hubiesen dicho que te ves bien.

—Nunca me lo han dicho. —Continuó tapando su rosto sobre mi pecho mientras hablaba, y al hacerlo, pude sentir la suavidad de sus labios moviéndose en mi piel.

Sonreí ante aquel contacto a la par en que cerraba mis ojos, permitiéndome sentirlos en mí.

Jai, Jai. ¿Qué te pasa, hermano? Cálmate.

—¡Mentiroso! —volví a la conversación—. Dime, ¿no recuerdas a la chica de tercer grado? Esa que siempre llevaba trenzado su cabello, ella decía constantemente que estaba enamorada de ti, que eras hermoso y que cuando fueran mayores se casaría contigo.

—Sí sigues molestando la buscaré y me casaré con ella.

¿Auch?

—Ya sé, ¿y la chica de nuestro último año en el secundario que te invitó a ir al baile de graduación y tú la rechazaste? Eres malvado, Circe.

Amistad, descubrimiento y romanceWhere stories live. Discover now