Capitulo 36: Las ilustraciones

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Canción recomendada para este capítulo: Fools gold - One Direction

Hoy la alarma había sonado varias veces para ir a clases, pero todas ellas las apagué. No tenía ánimos de levantarme, mucho menos de ir a clases, tener que ver a Jai o tener que sentarme a su lado y fingir que todo estaba bien entre ambos. 

Por la tarde del día de ayer, Mali me había hecho compañía por unas largas horas, habíamos hablado de su vida en Estados Unidos y como aquello hizo que cambie su perspectiva de muchas cosas, no explicó mucho más, dijo que cuando estuviera lista me contaría todo lo que vivió en aquel país. Agradecí que me distrajera de esa manera, escucharla hablar de ello era como vivir por unos instantes en una serie de diversión, romance, sexo y bueno... Algo de estudio. Pero por sobretodo, diversión y felicidad, algo que por unos momentos, me hizo olvidar de Jai. Y de las llamadas insistentes que habían llegado todo el día de ayer.

No tuve de otra que silenciar a su contacto. Y por más de que me dolía ignorarlo, no podía escucharlo, al menos no ahora, supongo que luego, cuando me sienta más seguro conmigo mismo podré tener el valor de escuchar lo que sea que quiera decirme.

Pero ¿ahora? Simplemente quería paz.

El café de la Universidad era mi siguiente distracción para no pensar en él el día de hoy. Me pedí un té helado de frutilla, con algo dulce para comer, y luego me senté en una esquina a finalizar una ilustración para una pareja que se casaría pronto. El esposo de la chica que sonreía tan feliz en aquella imagen, me había pedido que les realice aquella ilustración, con los padres de ella que habían fallecido hacía ya un tiempo.

Sonreí mientras continuaba ilustrando.

Aquellos gestos eran los que hacía que continue creyendo en el amor, los detalles que tenían algunas personas con las personas que amaban, teniendo en cuenta cada cosa que era importante y, por sobretodo, significante, siendo observadores. En un punto Jai lo fue.

Cerré mis ojos a la par en que tiraba mi cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared, dejando salir un largo suspiro con nada más que molestia en él.

—¿Cómo se está sintiendo el chico ilustrador? —La voz de Kiento llegó a mí rápidamente.

No deseaba ver a Jai, pero tampoco deseaba verlo a él.

Abrí uno de mis ojos, y observándolo sonreí.

Kiento estaba parado con las manos en los bolsillos de su pantalón negro, la camiseta blanca que llevaba puesta iba algo arrugada y su cabello azulado estaba mojado. Lucia como si hubiese salido a las apuradas de su dormitorio.

—Bien, tratando de terminar esto, es para dentro de unos días, ¿y tú?

—No iba muy bien, no tenía nada para comer y estaba yendo a comprar algo, hasta que te vi. Mi día simplemente mejoró.

Reí.

Este chico no se rinde, simplemente quiere seguir intentando acercarse a mí. Es increíble.

Admiro su nula capacidad de darse por vencido, pero la misma estaba al borde de comenzar a molestarme.

Al no responder él sonrió y se acercó a mi lado, poniendo toda su atención en la ilustración.

—Está precioso lo que estás haciendo, ¿te pagan bien por las ilustraciones?

Me achiqué de hombros.

—A veces, dependiendo de que tan compleja sea.

Él asintió.

—¿Cuánto debería pagar por que me ilustres?

Reí ante aquel comentario.

—Muy caro, no te será barato.

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