Capítulo 42: Seré bueno contigo

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Hola, amistades. Este es un +18 en su totalidad, por lo que si no están interesados en leerlo les recomiendo que se salteen este capítulo y lean el que sigue. Besitos

Música recomendada: Dejo el link en los comentarios. ♡

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JAI


—¿Sabes? Ahora que no hay nadie, y Mali no está aquí tengo una muy buena idea —susurró él, tomando mi rostro a la par en que relamía sus labios.

No sabía cómo todavía no había dejado caer todo lo que traía en las manos para agarrarlo y besarlo.

—¿Sí? —hablé en el mismo tono en el que él lo hizo.

—¡Muévete! Ahora me toca dormir a mí en tu habitación —gritó, empujándome, para luego apresurarse a subir las escaleras de madera blanca.

Me quedé recalculando por unos segundos, como Nani había jugado con mi cuerpo. En ese momento supe que me las iba a pagar.

—¡Ven aquí, tramposo! —grité subiendo las escaleras detrás de él, aceleré mi paso en cada escalon, pero no lo corrí por miedo a tirar todo—. ¡Mierda! ¿Por qué no dejé las cosas antes? —Me quejé.

Al llegar arriba él ya estaba corriendo por el pasillo, dirigiéndose hacia mi habitación, o al menos, la habitación que usaba siempre yo.

—¡No es trampa, es estrategia! —respondió en un grito al verme, para luego guiñarme un ojo e ingresar a la habitación.

Al llegar a ella él se había lanzado sobre la misma.

Negué, observándolo. Lo único que iluminaba a la habitación en este momento era la luminosidad blanca y brillosa de la luna ingresando por el ventanal a un costado.

—Nunca creí que serías tan tramposo, Nani.

—Ya ves que aprendo rápido de ti. Seducir es la clave de todo.

—El alumno supera al maestro, lo tengo —dije, dejando las cosas sobre un mueble, para luego caminar lentamente hacia él—. ¿Quieres que te enseñe algo más?

Él me observó confundido.

—Que yo recuerde nuestra regla era, quien pone su bolso en la cama se queda con la habitación. Ahora dime, ¿qué tienes en tu espalda todavía?

Él se levantó rápidamente y parándose a mi lado, se quitó mi bolso de su espalda, tirándolo al costado de la cama.

—No cuenta.

—Claro que sí, tramposo. Ahora tendremos que compartir cama.

—Eso sonó tan cliché, Jai. Aunque quisieras, no compartiré mi cama contigo.

Me mostró su dedo del corazón y yo asentí, con una sonrisa plasmada en mi rostro.

—¿No? Curiosamente me veo extasiado por las apuestas cuando se tratan de dormir contigo.

Él giró sus ojos, intentando lucir enojado, pero en su rostro se veía una clara timidez, al igual que en su cuerpo, el cual había comenzado a dar unos casi imperceptibles pasos hacia atrás.

Amistad, descubrimiento y romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora