Capítulo 34: Tiene que ser una maldita broma

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Advertencias: Lenguaje soez, escenas +16. Empieza y termina cuando vean a nuestro mejor amigo: (*)

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Sus labios besaron y succionaron la piel ardiente de mi cuello, sus manos trazaron mi abdomen cálido por su toque, erizando cada centímetro de mi piel. Mientras que en un movimiento inconsciente, mis caderas se elevaban mínimamente para llegar al toque de la suya, quería sentir todo mi cuerpo en el suyo, y él también. Mis labios temblaron en el momento en que su mano llegó a mi entrepierna y un gemido escapó de estos cuando sus dedos descendieron más allá de mi dureza.

—Bien, eso es todo por hoy —elevó la voz mi profesor, y enseguida, volví a la realidad.

Maldita imaginación, ¿qué me estás haciendo?

Jai estaba tranquilo, escuchando las últimas palabras del profesor y yo estaba pensando en como me había tocado el día anterior. 

No podía haberme levantado más hormonal. 

Generalmente no me aburren las clases, solo por dos razones pasa eso, uno, porque los profesores no ponen de ellos para que una clase sea interesante, como aquellos que simplemente leen lo que ya nos dieron a nosotros para leer, o aquellos que se limitan a pasar diapositivas mientras señalan cosas sin presentar una descripción que pueda servirnos. O aquellos que... Espera, ¿volví a irme por las ramas? Un clásico.

En fin, la segunda razón por la que una clase pasa a segundo plano es porque, sí, estoy completamente distraído, y este era el caso de hoy.

No tenía ni idea dónde estaba parado luego de que finalizó la clase, había anotado algunas cosas, pero no entendía a lo que se referían

Una vez que el profesor terminó de hablar dando por finalizada la clase, tomé mis cosas y salí del aula rápidamente. 

Los baños fueron el primer lugar al que se me ocurrió huir, e ingresando a ellos cerré la puerta detrás de mí y me dirigí directo hacia el lavamanos para así enjuagar mi rostro con agua fría. Algo que necesitaba urgentemente, o quizá me vendría mejor un poco de hielo.

El agua fría golpeando en mi rostro provocó escalofríos en mi cuerpo, unos que incrementaron al ver, mediante el espejo, a Jai detrás de mí. Su cuerpo estaba recostado sobre la puerta, y sus brazos se encontraban cruzados a la altura de su pecho. La camiseta que tenía puesta, color gris, no le era de mucha ayuda a mi mente hormonal en estos momentos.

Ya no me es necesario admitir que sus brazos, abdomen y cintura son mis partes favoritas de su cuerpo… 

—¿Te parece lindo olvidarte de mí en el aula?

No contesté, simplemente me volteé para verlo mejor.

Jai se acercó a mí, y pasando su mano con cuidado por mi rostro, quitó algunas gotas de agua que aún rodaban tímidas por mi piel; la suya tibia, generó que cierre mis ojos ante el mínimo contacto. 

Siempre había encontrado reconfortante su toque.

Él arrugó su entrecejo, tratando de comprender qué estaba mal en mí.

—¿Qué pasó que te fuiste tan rápido? Usualmente soy yo el que debe de esperar por ti. ¿Te sientes bien? Tu piel está caliente, puede que tengas fiebre —asumió, mientras recorría con su mano mi frente, quitando algunos mechones de mi cabello húmedo.

Amistad, descubrimiento y romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora