Prólogo

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Un trueno bramó con fuerza y la calle se iluminó con un relámpago, un flashazo. La lluvia comenzó a caer sobre nosotros, empapándonos. Nada importaba ya, de mi interior solo emanaba ese sentimiento de decepción, tristeza y engaño. ¿Cómo pudo haberme hecho esto? Sorbí por la nariz mientras mis dientes tiritaban por causa del frío, acompañante de la fuerte lluvia. Dentro, la fiesta seguía como si nada estuviera sucediendo fuera.

—Dijiste que me darías la oportunidad de decidir cuándo, cómo, dónde y a quién decírselo. —Me reprocha con la voz en un hilo.

Su cabello castaño se le pegaba en la frente.

—Sí, dije eso. Pero también te dije que no sería nunca más el secreto de nadie y eso es justamente lo que estás haciéndome.

Negó con la cabeza lamiéndose los labios.

—Nunca fuiste un secreto. Eres lo más verdadero que hay en mí.

Avanzó dos pasos hacia mí, retrocedí dos pasos. Extendió su mano para tomar la mía, pero al instante la oculté detrás de mí, en mi espalda. Sorbí nuevamente por la nariz, mordiéndome el labio inferior. Las lágrimas que brotaban con fuerza de mis ojos se confundían con la lluvia.

Negué levemente con la cabeza y me aclaré la garganta.

—Nunca debí ser el secreto de nadie. —Sentencié.

Tan cerca de la luna [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora