19 | A 093,964 kilómetros de la luna.

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HUNTER

¿Recuerdas la primera vez que le contaste a tu mamá la primera vez que te rompieron el corazón? Pues yo sí, y recuerdo perfectamente las palabras que me dijo aquella noche mientras lloraba desconsoladamente en sus brazos:

—Nunca ames a alguien que te haga sentir ordinario.

Sabía que estaba citando a uno de los escritores más famosos de todos los tiempos: Óscar Wilde, y lo sabía porque todo mundo conocía esa frase. Y entendí que el amor no es solamente algo que puedas expresar con palabras bonitas y detalles perfectos, sino que va más allá.

El amor no es solamente decir "te quiero", dar abrazos o regalar rosas como en las películas románticas. Es estar para alguien siempre que te necesita, sin importar los obstáculos que se presenten. El amor es eso que te hace querer ser diferente en todos los sentidos, sentir un cosquilleo en tus entrañas cada vez que esa persona te toma de la mano, aunque ya sabes lo que se siente.

Es volver a sentir ese nerviosismo dentro de ti cada vez que se besan como si fuera la primera vez. Sentir algo inexplicable cuando le miras a los ojos, o saber que solamente tú puedes ver un sinfín de estrellas en sus pupilas cada que te mira a los ojos.

El amor es ese momento en el que el tiempo se detiene, en el que el tic tac de los relojes dejan de escucharse para convertirse en un boom-boom por cada latido del corazón. Es... saber que hay alguien capaz de hacer sentir que puedes estar tan cerca del sol sin miedo a quemarte.

El amor, lector, es cuando alguien te hace sentir tan cerca de la luna.

Pero la pregunta aquí es, ¿en qué momento se sabe que es amor?

Mis ojos se tardan varios segundos en acostumbrarse a la luz del lugar, parpadeo varias veces para acelerar el proceso. Y cuando sucede, todo mi cuerpo deja de funcionar. Mi cerebro deja de mandar señales a mis extremidades y no lo invita a moverse. Alzo ambas cejas, sorprendido, y siendo una presión en mi pecho que me pide a gritos que diga algo.

—Hunter, perdóname por favor...

Me muerdo el labio inferior cuando el enorme Taz se abre de brazos, invitándome a abrazarlo. Pero, en lugar de eso, miro a mis dos mejores amigos sin saber qué hacer ni decir. Y no sé qué logra que las lágrimas comiencen a acumulárseme en los ojos, si la mirada entre preocupación y alegría de Jason al ver que se trata de Harry Baker, o la sonrisa de emoción total de Lexie, quien estuvo conmigo en esos días en los que pensé muchas veces dejar de sentir lo que siento por Harry.

—Lo siento —murmuro y salgo corriendo del lugar dejando que las lágrimas se desborden de mis ojos, pero no de tristeza.

No.

Sino de felicidad.

Porque nunca nadie había hecho algo así por mí, y Harry Baker se estaba disfrazando de un personaje que, si somos sinceros, es ridículo solo para pedirme perdón.

Abro la puerta del gimnasio para salir al pasillo principal de la preparatoria, y corro con todas mis fuerzas hacia el baño. Y cuando entro, cierro la puerta detrás de mí. Pero me congelo cuando nunca la escucho cerrarse del todo.

Jason está aquí, y tiene el ceño fruncido y respira aceleradamente.

—¿Qué pasó? —Murmura caminando hacia mí.

Y entonces, sin pensarlo, me abalanzo hacia él y lo abrazo con todas mis fuerzas permitiéndome al fin llorar con ganas y lo único que escucho en las cuatro paredes del baño son mis sollozos.

Jason me envuelve con sus brazos y me aprieta fuerte.

—¿Por qué lloras? Si te pidió perdón...

—No es por eso —digo con la voz entrecortada.

Tan cerca de la luna [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora