33 | A 5,624 kilómetros de la luna

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HUNTER

—Listo, ya quedó —la voz del tatuador anuncia el inicio de mi paz interior mientras se pone de pie, dejando la máquina tatuadora en su mesa de apoyo y se retira los guantes de látex—. ¿Qué te parece?

Lo miro con una pequeña sonrisa en la cara.

—Me gusta.

—Genial, vuelvo en un segundo.

Sin decir nada más, el chico se retira del estudio en dirección a una puerta que hay al fondo, supongo que es un baño. Mientras tanto centro mi mirada en el chico guapísimo que está frente a mí, mirándome con un brillo espectacular en la mirada.

Alzo una ceja.

—¿Me dejas verlo? —Inquiere.

Asiento.

—Solamente porque ya te torturé mucho sin decirte qué me iba a hacer —comento, alegre.

Pone los ojos en blanco.

Entonces extiendo mi brazo hacia Harry, quien me toma de la mano y la gira para ver la parte de la muñeca donde me han hecho el tatuaje, el mismo lugar donde se encuentra su sol en la suya. Sin pensarlo, mi corazón deja de latir al observar la emoción plasmada en su mirada cuando al fin ve lo que tengo marcado con tinta negra en la piel para toda la vida. Un cosquilleo me remueve las entrañas y una enorme sonrisa se dibuja en mis labios, se extienden tanto que me duelen las comisuras a los pocos segundos.

—¿Y? —Murmuro, curioso.

—¿Por qué una luna? —Susurra.

Desvío su mirada del tatuaje hacia mis ojos y el corazón comienza a bombear nuevamente tras la última palabra, encontrando el empujón de resurrección en su mirada. Y siendo lo más honesto que jamás he sido en toda mi vida, digo:

—Porque es donde me siento cuando estoy contigo, Harry. —Tomo aire y sonríe aún más—. Me haces sentir tan cerca de la luna que no me da miedo la oscuridad del espacio.

Se relame los labios, serio, y frunce el ceño.

—Pero la luna es un lugar frío...

—Pero lograste ver esa parte oculta de mi ser —lo mando a callar con mi comentario—, fuiste el astronauta que conoció esa parte oculta de la luna.

Me pongo de pie de la silla reclinable y lo envuelvo en un fuerte abrazo.

—De mi luna, Harry.

Siento sus brazos apretar mi cuerpo.

—Sigo creyendo que no te merezco —murmura contra mi oído.

—¿Vas a empezar otra vez? —Me separo unos centímetros para mirarlo a los ojos seriamente.

—Es que mírate, Hunter —dicho eso, se aleja un poco más de mí y me señala de pies a cabeza con una mano—. Eres guapo, humilde y...

—Harry —lo interrumpo. Lo vuelvo a abrazar unos leves segundos para después separarme nuevamente, sintiendo esta vez un extraño frío envolver mi cuerpo tras la ausencia de su piel. Lo tomo de las manos sin dejar de mirar sus preciosos ojos, que están brillosos—. Estar... estar contigo ha sido... ha sido la mejor decisión de mi vida, ¿sabes? Y sé que posiblemente suena muy cliché, pero tú me enseñaste lo que era ese Big Bang emocional que tanto esperé sentir y del cual una vez te hablé.

Y, sin pensarlo, da un par de pequeños pasos y estampa sus labios contra los míos en un beso profundo que me descoloca unos leves segundos. Cuando me recupero, le doy permiso de hacer con mi boca lo que le venga en gana, porque solo quiero sentirlo. Cuando se separa de mí, me envuelve en un abrazo de esos que te unen todo por dentro. Su corazón late fuerte contra su pecho, tan fuerte que las vibraciones de los latidos traspasan su piel y ropa hasta unirse a los míos, que están vueltos locos.

Me aclaro la garganta.

—Ya sé que ya me lo comentaste, pero... ¿por qué un sol? —Inquiero mientras tomo su mano y uno nuestras muñecas, uniendo ese diminuto sol y esa diminuta luna que juntos podrían crear un eclipse espectacular.

Toma una bocanada de aire, después suspira.

—Simple: me calientas más de lo que lo hace el sol...

Tardo unos segundos en entender lo que ha dicho, y cuando lo hago lo miro al rostro por debajo de las pestañas. Una sonrisa pervertida domina sus encantadores y sexis labios.

—Eres un pervertido, Taz.

—Ya me conoces, Elmo, ¿para qué te quejas? —Pongo los ojos en blanco, riéndome.

Después de unos segundos entra el chico nuevamente al estudio, limpiándose las manos en la tela de su pantalón negro super ajustado, sonriéndonos. Le pagamos y salimos del local... la noche mejora cuando siento su mano tomar la mía sin importar las miradas.

Tan cerca de la luna [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora