4 | A 384,310 kilómetros de la luna

74 23 2
                                    

HARRY

—No entiendo para qué carajos te metiste en esa pelea si ni siquiera conoces al tipo ese que armó todo el escándalo, tan bien que la estábamos pasando... —Escucho por millonésima vez a Nicole quejarse, y por millonésima vez suspiro y pongo los ojos en blanco mientras guarda sus libros en su taquilla.

—Nicole, es el primer día de clases como para que andes de quejosa cada cinco minutos, por Dios —zanjo tallándome un ojo—. Además, ya pasó ya qué más quieres que haga.

—¿Que qué quiero que hagas? —Cierra la taquilla—. Quiero que me digas por qué te metiste en esa pelea si tú nunca andas viendo por gente que ni conoces. Además, después del revoltijo que se armó te desapareciste y no volviste a llamarme.

No quería decirle la verdad: estaba evitándola. No sé por qué, quizá porque se la vivía quejándose de básicamente todo gran parte del día. Y si no estaba haciéndolo, nada más quería estar teniendo sexo. ¿Qué pensaba? ¿Qué no me gustaba platicar sobre cualquier cosa? ¿Tenía cara de adicto al sexo y por eso quería estar haciéndolo todo el maldito día?

Me giro sobre mis talones ajustándome la mochila en el hombro mientras le doy un último chequeo a la hora en la pantalla de mi teléfono antes de guardarlo en mi bolsillo del pantalón.

—¿No piensas hablar?

Hago una mueca de fastidio sin importarme que me vea o no.

—¿Y qué más da? Jason me dijo que sí podía ayudarlo porque estaban golpeando a ese chico el idiota de Manu y su bola de inútiles, ¿por qué te estuve evitando? —Me quedo callado apenas pronunciar eso último al darme cuenta, por su expresión, que no era lo que ella quería escuchar.

Frunce el ceño con molestia.

—¿Eso estabas haciendo todo el domingo? ¿Evitarme?

—Mira —digo sacando nuevamente mi teléfono del bolsillo y comprobar la hora por millonésima vez—. No quiero hablar ya de esto, tengo que ir a ver al entrenador para lo de las pruebas de los nuevos integrantes del equipo.

Le doy un beso rápido en los labios y comienzo a caminar; pero apenas llegar al final del pasillo antes de dar vuelta, me detengo en seco al escuchar un grito de la voz de la chica que me tiene colmando la paciencia.

—¡¿En serio te importa más un equipo de mierda que yo?!

Pero la ignoro, girando en dirección a los vestidores del equipo en donde se encuentra la oficina del entrenador, sintiendo cómo la tensión en mis músculos comienza a disminuir.

Pero antes de irme directamente a la oficina del entrenador, desvío mi camino hacia el muro en donde la hoja de los postulantes al equipo de baloncesto está colgada, a la espera de ser llenada. Camino sintiendo la mirada de varias personas después de lo sucedido el sábado con Manu, pero no me arrepiento en lo absoluto de haber ayudado al chico que se ha quedado sin combustible en medio de la nada.

¿Qué estaba haciendo ahí?

¿Cómo es que supo de la fiesta de Mike?

¿Cómo conoce a Jason y Lexie?

¿Por qué nuevamente estoy haciéndome preguntas sobre ese chico?

Sacudo la cabeza para borrar esos pensamientos de mi mente cuando llego a mi destino y compruebo que no hay demasiados chicos inscritos. Para mi sorpresa, no son más de diez.

Leo los nombres memorizándomelos para intentar ubicar sus rostros:

Erick Wilson. ¿El chico del violín que siempre toca música a la hora del almuerzo?

Tan cerca de la luna [#1]Where stories live. Discover now