2 | A 384,332 kilómetros de la luna

101 27 4
                                    

HARRY

—A la mierda —mascullo y cierro la puerta de mi habitación de un portazo, escuchando los gritos de mi padre pronunciando varias groserías.

Siempre es así: empieza como una plática normal y termina conmigo o saliendo de casa dando un portazo o encerrándome en mi habitación de un portazo. Camino hasta mi cama y me lazo en ella como si fuera un enorme costal de plumas, sintiendo mis músculos relajarse.

Cierro los ojos y comienzo a sentir a Morfeo llevarme con él, pero nuestra pequeña relación dura poco porque comienza a vibrar mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón. Lo saco y el nombre de Oliver ilumina la pantalla.

—¡Güey, ven a la fiesta que hizo Mike! —Grita por encima de una música a todo volumen y me lo aparto del oído—. ¡Nicole está aquí!

—En cinco minutos llego —confirmo sin pensarlo.

Me pongo de pie al instante mientras recorro con la mirada mi habitación en busca del cargador del teléfono para conectarlo un rato en lo que me arreglo. Lo encuentro tirado en los pies de la cama. ¿Cómo llegó ahí si ni siquiera lo desconecto al despertar? Lo tomo y lo conecto en el enchufe de la luz. La pantalla del teléfono se ilumina con el ícono de una batería en color verde y unas pequeñas corrientes eléctricas avanzan hacia ella.

Minutos después, salgo de la ducha con una toalla enrollada en la cintura y camino descalzo hasta mi cama, donde he dejado mi conjunto para esta noche: unos pantalones rasgados, una camiseta de tirantes blanca y una sudadera negra con la silueta del dedo corazón estampada en el centro.

Mientras me visto, miro la playera que me he quitado antes de meterme a la ducha tirada en el suelo cerca del escritorio junto a mi cama, y la imagen de ese tipo se me viene a la mente al ver una pequeña mancha de color verdoso con café por culpa de la gasolina derramada en ella.

¿Habrá llegado a su casa?

¿Y eso por qué me importa?

Me termino de atar las agujetas de los tenis blancos Adidas y me pongo de pie para mirarme en el espejo de piso que hay en la puerta de mi armario. Me ajusto un poco el cuello de la sudadera para que se logre ver un poco de mis clavículas desnudas, y sonrío al ver el resultado.

—No está mal —me digo.

Camino hacia el buró junto a mi cama y me rocío un tanto de perfume con olor a leñador, menta y fresco. Tomo mi billetera, las llaves del coche y desconecto mi teléfono del cargador, checando la hora.

Un mensaje de Nicole aparece en la pantalla.

¿Ya vienes, guapo?

Pongo los ojos en blanco cuando me entra una llamada de ella, llamada que ni siquiera recibo porque bloqueo el teléfono y me lo guardo en el bolsillo del pantalón. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras hacia la sala de estar, topándome con mis padres sentados en el sofá viendo el televisor.

—¿Vas a salir? —Me pregunta mi madre.

—Iré un rato a casa de Mike.

—Estás castigo, no puedes salir. —Masculla papá.

—¿Y eso a quién le importa? —Digo serio—. Nos vemos, mamá.

—Con cuidado.

Salgo de la casa lo más rápido que puedo y corro hacia mi coche, me introduzco en él y, apenas cerrar la puerta, lo enciendo y salgo echando chispas de ahí hacia la fiesta.

+++

—¿Por qué te tardaste tanto?

—¿Solo las chicas pueden tomarse su tiempo para arreglarse? —Le replico, sentándome en uno de los sofás disponibles donde están mis amigos.

Nicole pone los ojos en blanco y suspira, se gira sobre sí misma y toma de la mano a Susan para irse a la pista de baile a calentar el cuerpo. Sé el plan que tiene Nicole al bailar a pocos pasos de donde estoy yo y moverse de esa forma. Sé qué quiere conseguir moviendo sus manos por todo su cuerpo, seductora, pero hoy no va a conseguirlo.

En cambio, me giro hacia donde está Oliver con los demás chicos y me uno a la plática.

—¿De qué me perdí?

—Le decía a Owen que deberíamos cambiar de táctica en el equipo ahora que vamos a regresar de vacaciones y se acerca el nuevo campeonato de basquetbol. —Me informa Oliver.

—Pero también les decía que esa técnica que hemos empleado este último año nos ha funcionado bien y hemos ganado —dice Zac.

Mike aparece de repente por detrás de mí, me da unas palmadas en la espalda y me entrega una lata de cerveza y un cigarrillo. Le agradezco con un asentimiento de cabeza y abro la lata, bebiendo al instante la espuma que sale de ella.

—Además, también está lo de la convocatoria que el entrenador abrió para encontrar a alguien que tome el lugar de Taylor —concluye Sam.

Los miro a los cuatro, asintiendo levemente con la cabeza.

—Una cosa a la vez —comienzo—. La técnica nos ha funcionado, sí, aunque también podría intentarse algo nuevo porque vamos a competir con equipos que nos han visto emplearla y así tendrán ventaja de destruirnos si ya conocen los pasos que daremos. Quizá podemos intentar usar dos técnicas: la nueva con equipos con los que ya hemos jugado, y la vieja con equipos con los que nunca hemos competido. —Me relamo los labios a la espera de sus respuestas.

Pero solo asienten todos con la cabeza.

—A lo de la convocatoria... Hasta donde sé —bebo otro sorbo de cerveza y Owen me quita el cigarrillo de la mano, llevándoselo a la boca para encenderlo y echárselo—, son demasiado pocos los que se han inscrito para las pruebas. Y, por los nombres que he visto y logro ubicar, les aseguro que ninguno está a la altura de Taylor.

—Solo que llegue alguien que sí funcione... —murmura Zac y se pasa su largo cabello, hasta los hombros, por detrás de las orejas.

Los cinco suspiramos al mismo tiempo. Me llevo la cerveza a los labios y me bebo lo que queda de un trago. Nicole y Susan vuelven, acercándose a nosotros, y Nicole se sienta en el reposabrazos pasándome un brazo por los hombros mientras yo poso una mano sobre su muslo desnudo.

—¿De qué hablaban? —Pregunta Susan bebiéndose una margarita que vete a saber de dónde sacó.

—Cosas del equipo. —Dice Sam mirándola fijamente mientras ella bebe y hace un leve asentimiento de cabeza.

Escucho a Nicole resoplar.

—¿En serio que hasta en una fiesta se van a poner a hablar sobre el basquetbol? ¡Mejor vénganse a disfrutar! —Se zafa de mi agarre y me toma de las manos, obligándome a ponerme de pie para caminar hacia la pista de baile.

Oliver, Owen y Zac se beben rápido lo que tenían en sus vasos rojos de plástico y caminan detrás de nosotros. Miro por encima de mi hombro y veo que Sam y Susan se han quedado sentados en nuestros lugares, platicando y riendo.

—¿Y esos dos qué se traen? —Pregunto a Nicole.

—Cupido los ha flechado —pone los ojos en blanco y me suelta.

Comienza a sonar una versión remix y electrónica de la canción Havana de Camila Cabello, y empezamos a movernos al ritmo de la música. Me mezo de un lado a otro mientras Nicole baila pegada a mi cuerpo, rozando todo lo que puede rozar sin vergüenza. Las luces de colores nos iluminan a todos los cuerpos.

Miro de reojo a mis amigos quienes brincan y bailan a lo loco con unas chicas que se han acercado a ellos. Nicole se gira sobre sus talones sin dejar de bailar y pone una mano en mi nuca mientras hace movimientos adelante atrás restregando mi cuerpo contra el suyo.

Y yo, yo solo me dejo llevar. 

Tan cerca de la luna [#1]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz