25 | A 32,604 kilómetros de la luna.

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HUNTER

El silbato del entrenador resuena por todo el gimnasio, aturdiéndome, y tardo unos leves segundos en hacer que mi cuerpo reaccione y vaya detrás del balón. Una sonrisa de oreja a oreja se dibuja en mis labios cuando, a unos cuantos metros de distancia, Harry me mira con una expresión atrevida y socarrona mientras corre haciendo rebotar el balón contra el suelo con una mano.

Oh, no, Harrycito, hiciste mal en retarme con la mirada.

Tomo el aire suficiente para que mis pulmones estén llenos, y me echo a correr detrás de él con una única meta fija en mi mente: arrebatarle el balón. Así que, cuando estoy a pocos centímetros de su cuerpo, extiendo la mano para lograr quitárselo en esos pequeños microsegundos cuando su mano se despega del balón al rebotar, pero no lo logro y huye riéndose.

—Debilucho —dice entre risas mientras corre en dirección a la canasta de mi equipo—. Atrápame si puedes, Moore.

—No tientes al diablo a tu suerte, Baker, porque el infierno es demasiado caliente —ataco, desafiante.

—Muéstrame el infierno, entonces.

Sonríe pícaro y me echo a correr nuevamente detrás de él. En mi mente ideo un plan para poder arrebatarle el balón y correr lo suficientemente rápido hacia la canasta de su equipo, así que me acerco a él cuando está a escasos metros de la canasta y al estar cuerpo contra cuerpo con su espalda cubriendo el mío para evitar que se lo quite, toma el balón con ambas manos y pega un brinco en dirección a la canasta, lanzando el balón por los aires.

Pero, justo en ese momento, me alzo en los aires yo también y con una mano extendida logro detenerlo y hacerlo caer al piso, rebotando contra la palma de mi mano. Cuando me estabilizo, comienzo a correr en dirección a la canasta del equipo contrario, al otro lado de la cancha del gimnasio, y escucho a Harry bufar detrás de mí.

—No retes al demonio porque somos demasiado juguetones. —Digo.

—Calla porque no por algo me dices Taz, así que prepárate.

Dicho eso, lo único que escucho entre los gritos de los demás integrantes del equipo que esperan sentados en las bardas debido a que es una competencia de parejas son los tenis de Harry rechinar contra el suelo mientras corre detrás de mí, con una mirada de adrenalina pura y diversión, así que comienzo a correr más rápido.

Me freno en seco al llegar a la canasta, doy un brinco y lanzo el balón por los aires, pero no logro visualizar si he dado en el objetivo porque entonces Harry se lanza contra mí, me rodea el cuerpo con sus brazos y ambos caemos contra el duro suelo en un golpe opaco mientras cierro los ojos y aguanto el dolor del golpe.

Cuando los vuelvo a abrir escucho los gritos de los chicos, pero no son gritos de alegría, sino:

—¡Hunter te está tumbando el puesto, hermano! —Vocifera Sam.

—¡Es el mejor tirador que hemos tenido en meses, chicos! —Dice Zac.

—¡Qué golpazo! —Grita Oliver.

—¡Eh, esas manitas! —Concluye Owen entre risas.

Y con este último comentario es cuando me doy cuenta la posición en la que hemos caído ambos: Harry está debajo de mí con sus fuertes brazos rodeándome la cintura, y el corazón se me desboca al notar nuestros rostros a pocos centímetros de distancia uno del otro. Nuestras respiraciones aceleradas se mezclan, y el aroma de su cuerpo sudoroso combinado con el de su desodorante de menta me inunda las fosas nasales.

Aquí, justo en estos momentos, juraría por lo que más quisiera que sentí mi corazón salírseme del pecho y tomar el suyo para latir en un mismo ritmo. Juntos. Sin importar las miradas de los demás, porque lo único de lo que estaban completamente seguros es que ni la mejor canción del universo se compararía a la melodía que creaban estando juntos.

Tan cerca de la luna [#1]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن