14 | A 177,925 kilómetros de la luna.

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HARRY

Spoiler alert: mi corazón se detuvo. Y no, no me dio un infarto o algo parecido; sino que mi corazón se detuvo cuando el chico de ojos cafés que estaba sentado en el asiento frente a mí, comenzó a platicarme en algún momento de la noche sus sueños.

Pero no nos adelantemos.

Estaciono el coche en el estacionamiento de un pequeño local de hamburguesas que tanto me gustan. Está en las afueras de la ciudad, por la carretera libre. La oscuridad de la noche nos ha invadido y las luces del restaurante es lo único luminoso en medio de la nada.

Sonrío mientras abro la puerta del piloto para salir al recordar la expresión entre confusa y temerosa de Hunter al ver que salíamos de la ciudad, y no le decía a dónde iríamos. Aunque, si soy completamente sincero, la idea que había estado pensando estos días se fue al caño cuando Amazon decidió retrasar la entrega del paquete que utilizaríamos en... Mejor no cuento nada, dicen que si cuentas tus planes pueden no lograrse en un futuro, así que: calladito me veo más bonito.

Cierro la puerta detrás de mí y me ajusto la camiseta de Elmo. La verdad es que no tenía idea de qué ponerme, y sabiendo que era nuestra primera salida, quería hacerla algo memorable. Así que, mientras iba de camino a casa de Hunter, me detuve en una tienda de ropa para buscar la camiseta que ahora mismo cubre mi torso. ¿Para qué? Creo que mi único objetivo era sacarle una sonrisa.

Y lo logré...

—¿Es seguro este lugar? —La voz de Hunter me devuelve a la realidad haciéndome caer en cuenta de su presencia a mi lado. Parpadeo varias veces y después giro la cabeza en su dirección—. Digo, muy bonita fachada y todo lo que quieras, Harry, pero... ¿por qué está, básicamente, a mitad de la nada? Digo, no es que tenga miedo que me envenenes con la carne de la hamburguesa y dejes mi cuerpo sin vida tirado en mitad de la carretera para que los animales nocturnos se lo coman, pero...

Me río y alza una ceja.

—¿Te han dicho que sueles hablar mucho?

—Sí, demasiadas veces, de hecho. Jason dice que soy muy voluble, aunque no tengo ni la menor idea de a qué se refiera con eso porque...

—Hunter.

—... tiende mucho a decírmelo cuando oculto secretos porque dice que mi rostro es demasiado obvio y no sabe ocultar mis emociones, aunque no estoy de acuerdo con él porque sé mentir de maravilla, ¿eh? Para que lo sepas, recuerdo una vez que mi madre me dijo que si quería ir con ella a comprar unas cosas al mercado...

—Hunter. —No dejo de sonreír.

—... y le dije que no porque iba a estudiar, pero la verdad es que me quedé viendo porno gay hasta que llegó porque tenía muchas ganas de descubrir qué demonios era el porno gay porque Jason me hablaba mucho sobre ello, yo tenía alrededor de quince años cuando eso pasó y...

—¡Hunter! —Grito, interrumpiéndolo.

Aprieta los labios, traga saliva y agacha la cabeza.

—Perdón, estoy muy nervioso.

—No pasa nada, soy de confiar... supongo.

Abre los ojos como platos.

—¿Cómo que supones? ¿Me vas a matar y dejar tirado en medio de la nada? Porque conozco tipos fetichistas que les excita la sangre de los demás, ¿a ti te excita la sangre de los demás?

—¡Yaaaa! —Grito entre risas, poso mis manos sobre sus hombros y lo zarandeo enfrente y atrás varias veces. Cuando me detengo, sonríe—. ¿Y si dejas de hablar y vamos a cenar? En verdad me están devorando el interior mis tripas...

Tan cerca de la luna [#1]Where stories live. Discover now