3 | A 384,326 kilómetros de la luna

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HUNTER

Ok, el lugar huele asqueroso.

Pero no hay nada mejor que disfrutar tu último fin de semana libre de pendientes por culpa de la preparatoria. El lunes comienzan de nuevo las clases y una fiesta de cierre de vacaciones siempre es buena para el alma. Y más cuando vas a comenzar en un nuevo instituto.

Tomo de la mano a Lexie para caminar entre el gentío hasta la cocina en donde están las bebidas.

—¡Necesito que estemos fuera de foco! —Me grita Lexie por encima de la música cuando llegamos y se sirve un tequila bien cargado.

Yo opto por tomar una cerveza debido a que voy a manejar de regreso a casa.

—¿Jason sí te confirmó que vendría? —Le pregunto después de tomar un sorbo de la cerveza.

Ella se encoje de hombros.

—Ya no me respondió el último WhatsApp que le mandé. ¿A ti?

—Tampoco.

Se me queda mirando un par de minutos con una sonrisa maliciosa en los labios, haciendo una mueca medio perversa. Bebo un sorbo de mi cerveza y mirando a todos lados menos a sus ojos. Detengo mi mirada en un chico que está inhalando lo que parece ser coca en un rincón de la cocina.

—¿Qué? —Inquiero cuando noto que Lexie no despega sus ojos de mí.

—¿No estarás preguntando si Jason vendrá por algo en concreto... o sí?

Frunzo el ceño.

—¿Qué? ¡No! Estás loca —pongo los ojos en blanco—. Nunca ha habido, ni habrá nada entre Jason y yo, solo es mi mejor amigo y con eso basta.

—Ajá, y mentirás si te pregunto que está muy sexy, ¿o qué? —Su sonrisa se vuelve más amplia.

—No, no lo negaré porque es obvio que sí, pero es mi mejor amigo. Yo creo que la que le trae ganas es otra... —Digo con sarcasmo.

Pero logro divisar que traga saliva con dificultad.

—¡No me digas que...! —Abro la boca con sorpresa—. ¡No puede ser!

Ambos pegamos gritos de emoción después de dejar nuestras bebidas sobre la barra en donde están todos los licores. Lexie se pasa el cabello negro rizado por encima de los hombros y me mira con sus redondos y brillosos ojos cafés. Las pestañas falsas que lleva puestas le da más profundidad a sus ojos.

—¡No le vayas a decir nada! —Hago una señal de cierre sobre mis labios y después lanza al aire una llave imaginaria—. Es que es tan sexy que me enrojece apenas verlo a los ojos...

Se queda callada mirando algo por encima de mis hombros, y entonces el tono carmesí comienza a tomar territorio en su rostro; a pesar de la poca luz que hay en el lugar logra vérsele lo sonrojada que está. Entonces sus palabras antes dichas comienzan a tomar sentido en mi mente, mandando señales a mi cuerpo para que se gire y mis ojos se encuentren en las esmeraldas que lleva en los ojos mi mejor amigo.

Jason está a un metro de distancia con una enorme sonrisa en los labios, el cabello negro despeinado en todas las direcciones posibles y los restos de un labial rojo intenso en sus labios.

Le dedico una sonrisa de labios cerrados.

—¡Por fin apareces! —Le grito por encima de la música.

—Estaba en lo mío, ya sabes... —Y hace una señal obscena con sus dedos representando el momento del coito.

Meneo levemente la cabeza.

Tan cerca de la luna [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora