Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||

Confusión

Se acercó a mi, pude verle con más claridad.

— despertaste, ¿quien eres tu? —me preguntó

No podía ni pronunciar una sola palabra, estaba completamente en shock. —“¿es el?, no, es imposible”— pensaba. Tampoco podía apartar la mirada de aquella persona frente a mi.

Al ver que no reaccionaba saco de su bolso azul tan característico una cuchilla con la que amenazó:

— si no respondes te cortaré el cuello con esto —dijo

— Popee —apenas pude pronunciar entre tartamudeos

— ¿ah?, ¿me conocés?, ¿quien eres? —volvio a preguntar confundido

— soy una gran fanática tuya —respondí

Al decir aquello, el chico sonrío de oreja a oreja, su semblante había cambiado por completo y bajo la cuchilla guardandola de nuevo en su bolso.

— vaya ya era hora, finalmente soy acosado por mis fanáticos —hablo engreído— ¿quieres un autógrafo?, ¿una fotografía?

— ah, ¿sí? —respondí con cierta duda

De su bolso saco un plumón, tomo mi mano y firmo en mi brazo.

Mi mente aún divagaba al respecto: —“estoy soñando?, pero, se siente tan real.., ¿a caso morí?, ¿estoy en coma?”— tantas preguntas y tan pocas respuestas. El tacto de aquel chico sosteniendo mi mano y la tinta húmeda del plumón en mi piel me hacían creer que tal vez no era un sueño.

— listo el autógrafo —dijo sumamente feliz chico

Mire mi antebrazo, tenía escrito: «Popee Paraphone». Podía leer.

— sonríe para la foto

Me abrazo aquel rubio mientras nos apuntaba con una cámara Instax mini. Al tenerle tan cerca pude oler su aroma, era cálido, olía a sol y arena.
Era bien sabido que no se podía leer ni oler en los sueños, sin embargo yo había podido hacer ambas cosas. —“en definitiva no es un sueño”—

— cerraste los ojos, pero yo salí increíble —hablo aquel chico mientras me soltaba, al mismo tiempo que me entregaba la fotografía

— gracias, supongo —le dije

— claro, es todo un honor —se enalteció— bien, ahora vete

— ¿ir?, ¿a dónde? —cuestione

— fuera del circo, no tengo tiempo para lidiar con fans ahora, debo entrenar

— pero, es que no tengo a dónde ir, estoy pérdida, no sé cómo llegué aquí y yo-

— shhh —me interrumpió— eres irritante, no tengo tiempo que perder, además no entiendo una sola palabra de lo que estás diciendo

No sabía que debía hacer, estaba tan confundida que me daba vueltas la cabeza.

— déjala que se quede —hablo una de las chicas

— la cuidaremos bien

— nos haremos cargo

— ¡de ninguna manera! —exclamo aquel payaso— no quiero estorbos

Las chicas hicieron pucheros y comenzaron a llorar escandalosas.

— ¿qué pasa aquí?, ¿por qué tanto ruido? —hizo presencia el dueño del circo y padre de aquel payaso

Las tres mujeres en bikini se acercaron al hombre explicándoles la situación y rogándole que me permitiera quedarme. Tan solo permanecí en silencio.