Límite

1.2K 138 63
                                    

—mi nombre es Nora —se presentó—, te ví, en el tren, moriste y luego regresaste, igual que hace unos momentos.

Sentí escalofríos recorrer mi espalda. ¿Cómo debía tomar esto?, ¿Qué debía responder?, No comprendía nada en lo más mínimo.

—¿que dices? —tembló mi voz haciendo notar mi inseguridad.

—¡eso no es verdad! —defendió mi mejor amiga al instante.

—tranquilas no le diré a nadie.

—¿a si?, como esperas que te creamos —le reto.

—porque yo también solía hacer eso mismo, viajar entre mundos —confesó—, pero ya no más, llegué a mi límite.

—¿límite? —cuestione.

—escuchenme les contaré la verdad —se acero a nosotras— esto funciona porque hay leyes, todos tenemos hora y fecha de muerte prescritas no puedes morir si no es tu hora, la muerte no te lleva pero te transporta a otro mundo, eso depende de a donde quieras ir, es como una sala de espera ya que te deben colocar en un sitio mientras se reconstruye tu realidad —explico.

—¿de quienes hablas?, ¿es como una entidad o algo así? —pregunto mi mejor amiga.

Ambas estábamos completamente pérdidas en su explicación, no llegábamos a comprender del todo.

—nadie lo sabe, puede ser una o varias entidades, una fuerza sobrehumana y mística, algún dios o puede ser todo una simple ilusión como en Matrix.

—no estoy muy convencida —refuto mi amiga.

—para todos nosotros sucede en tan solo un pestañear, tan rápido que no somos capaces de darnos cuenta a menos que: o lo vivamos en persona o prestemos mucha atención al incidente, aún así esto no se puede hacer cada vez que quieran —sérmoneo resaltando aquello último— hay un límite, el cuerpo se desgasta después de tantas muertes seguidas y llegará un momento en el que ya no puedan revivir.

—¿cómo lo sabes? —le cuestione.

—porque yo llegue a ese límite y no fuí la única —expreso con tristeza—, tenía una mejor amigo con quién hacíamos lo mismo, viajábamos entre mundos como si de cruzar la calle se tratara todo era un juego tan solo diversión hasta que llegó un momento en el que falleció de verdad para ya no regresará jamás —expresaba impotencia y nostalgia.

—¿cuál es el número de muertes?, el límite —le pregunté.

Su historia era tragíca, no había nada que hacer, más aún así, a pesar de no confiar del todo en sus palabras, lo más importante era saber el punto exacto del límite para así poder evitarlo.

—varia dependiendo la persona —respondió ambiguo— en el caso de mi amigo fueron 25 y en el mío fueron 40.

—nada específico.

—no hay certeza —ladeo la cabeza.

—¿cómo se cual es mi límite? —debía saberlo, mentiría si dijera que no me asustaba ni inquietaba eso del "límite".

—porque lo pone tu cuerpo, cuando comiencen a sentirse mal entre las muertes significa que están por alcanzar el límite, se da por echo, porque sufres las consecuencias: mareos, náuseas, dolores intensos, cuando llegas a eso es porque estás llegando a tu límite.

Al escuchar aquello no me dió grandes esperanzas pues recordé y ate cabos suelto, comenzaba a sentir mareos al viajar. —“¿eso significa que estoy por llegar a mi límite?”— sentí escalofríos de nuevo.

—okey pero si llegaste a ese "límite" —hizo comillas con sus dedos, no se le veía muy convencida—, ¿cómo es que sigues con vida mientras que tú amigo murió?.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now