En común

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Escuché el silbido de un tren, acompañado de una brisa y un ligero retumbar en el suelo. Abrí los ojos de inmediato. Lo primero que mire fueron los vagones de aquel transporte cruzar enfrente de mi a gran velocidad.

—¿estás bien?.

Una voz conocida que provenía por mis espaldas, me gire lentamente temiendo lo que encontraría detrás.

—si, lo estoy —titube.

Cuando  visualice mejor a la persona a mis espaldas la reconocí al instante: la mejor amiga de mi madre.

—¿por qué hiciste algo como eso?, tu madre debe enterarse de inmediato.

No quería ni imaginarme lo que se avesinaría, estaba en graves problemas.

—no creo que haga falta —dije tratando de convencerle, fracasando estrepitosamente.

Me llevo consigo a un sitio “seguro”, aún a pesar de mis excusas y súplicas, no dudo en comentarle a mi madre lo sucedido, tan solo escuchaba lo que ella hablaba por el teléfono más no podía escuchar la respuesta de mi madre.

—tu madre viene para acá —menciono con descaro.

Me habían “salvado” pero, ¿a qué costó?. Me mantuvo pricionera en su residencia sin perderme de vista un solo instante hasta que llegó mi gran temor, mi madre.

Tan solo mirarla sabía que había desatado el infierno y ahora ella se encontraba poseída por el mismísimo lucifer. Claro que, guardo apariencias manteniendo la compostura frente a su amiga con la cuál se disculpo por mi comportamiento errático.

—lamento mucho las molestias —se disculpo avergonzada— la llevaré a casa inmediatamente.

Me tomo fuertemente de la muñeca llevándome a rastras con ella, me arrojo agresivamente dentro del automóvil y llevo hasta nuestro hogar.

—mamá déjame explicar-

—no digas una sola palabra, hablaremos de esto en la casa —interrumpió imponiendo su voluntad.

Parecía una amenaza de muerte.
Permanecimos en silencio todo el camino, sudaba frío y tan solo le suplicaba tener un accidente o algún inconveniente que nos impidiera llegar a nuestro destino. Sentía que descendía hasta el noveno círculo del Inframundo, mi inevitable destino…

Apenas cruzamos la puerta de entrada cerrándose detrás de ambas supe que mi fin había llegado.

—¡no es lo que crees!, ¡puedo explicártelo! —me apresure a decir con desesperación, quería explicarle la situación lo más pronto posible, aún sabiendo que tendría que mentirle.

Si mano derecha fue levantada y se encamino con gran fuerza hasta impactar en mi rostro. Una bofetada tan fuerte que casi me hace caer al suelo. Inmediatamente lleve mi mano hasta mi mejilla que de a poco enrojecía a la vez que el dolor se incrementaba.

—tuve que salir de una junta muy importante debido a tus estupideces, incluso podrían despedirme, solamente me ocacionas problemas —menciono con cólera—, ¿a caso quieres perjudicarme a mi también?.

Sentí un nudo en mi garganta, mis ojos se inundaban, mis emociones estaban a flor de piel, no veía ni escuchaba con claridad; —“¿por qué?”— me pregunte. Tenía enormes ganas de llorar.

—ni siquiera te preocupas por mi, ¿no es así? —hable por lo bajó.

—eres una malagradecida, vives bajo mi techo, tragas con mi dinero, lo tienes todo gracias a mi —decía con extremo enfado—, solamente estas haciendo berrinches para llamar la atención, pero no te van a funcionar conmigo —advirtio—, estás castigada sin acceso a internet, solamente tienes permitido salir para la escuela y regresar a la casa, ¿te quedó claro? —dijo mientras confiscaba mi celular—, a ver si así aprendes a comportarte.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now