Inevitable

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Tome papel y lápiz, para ponerme a redactar otra carta, está vez para mí persona preferida. No estaba segura de lo que sucedería en un futuro, sabía que no tenía mucho tiempo, y a pesar de que realmente aún no eh tomado una decisión, se que eso, en estos momentos no importa y al igual que hice con mi madre y mi mejor amiga, escribo esta carta anticipando cualquier resultado, sin importar cuál este sea, prefiero estar prevenida y al menos, poder despedirme como es debido.

Una vez terminada, doble la carta y la guarde en mi bolsillo. Justo en el preciso momento en el que llegó mi amado.

-te levantaste temprano -dijo aún soñoliento.

-buenos días Popee -le saludé con una sonrisa.

Juntos nos pusimos manos a la obra y preparamos nada menos que hotcakes para el desayuno. Por supuesto, nos pusimos a jugar un poco en el proceso, amaba esos momentos con el, algo que definitivamente no queria perder por nada del mundo.

El día transcurrió con normalidad hasta que cayó la noche, el circo vacío mientras que Popee y yo jugueteabamos, hasta que en cierto momento dado, aquel chico cubiro mis ojos con sus manos.

—¡hey!, ¿qué estás haciendo? —le pregunté entre risas.

—shhh, guarda silencio o despertarás a los demás —me dijo para continuar con su trayecto.

Acepte sin más y camine a su par siendo cuidadosa de no caer. La intriga me carcomía, ¿qué podría estar tramando ese rubio en manos?.

—ya está listo —hablo para sucesivo retirar sus manos de mi rostro.

Abrí ambos ojos y paulatinamente los fui abriendo, solo para llevarme la enorme sorpresa de una cena bajo la luz de la luna, con luces brillantes y una mesa elegante, había velas encendidas y un ramo de flores hermosas.
Estábamos en un lugar tranquilo y apartado del circo. La luz de la luna iluminaba la arena blanca y el sonido de los grillos creaba una atmósfera mágica.

Era una noche cálida y estrellada, un detalle hermoso a decir verdad.

—¿te gusta? —me preguntó mi chico.

—es hermoso —le respondí con un brillo especial en los ojos—, ¿tu lo preparaste?.

—asi es —afirmo—, desde poner las luces hasta la cena —alardeo.

Era un detalle que no me esperaba en lo más mínimo pero que hacía que mi corazón latiera a mil por hora.

—es un hermoso detalle, muchas gracias Popee —le sonreí.

Aquel chico no tardó en ponerse rojo cuál tómate, cosa que me parecía adorable, aún más viniendo de el.

La cena fue exquisita y los dos disfrutamos de una conversación alegre y animada. Pero había un ambiente especial entre nosotros que nos dejaba sin palabras en momentos.

Popee se me acercó  y me tomó suavemente la mano, me llevó al lado de la mesa y me ofreció un pequeño presente, el cual al abrir pude encontrar un collar con mi inicial, un regalo que atesorare por siempre. Mientras disfrutábamos de nuestra compañía mutua, miramos al cielo y nos perdimos en las brillantes estrellas y la magia del momento.

—ven aquí —me dijo el rubio al mismo tiempo que me tomó en sus brazos y comenzamos a bailar lentamente bajo la luz de la luna.

Popee comenzó a tararear suave y dulce, y los dos nos sentimos como si fuéramos los únicos en el mundo. Sentí mi corazón latir fuertemente cuando Popee se acercó a su oído y me susurró palabras dulces de amor:

—te amo engendró.

Me estremecí y cerré los ojos, dejándome llevar por las emociones que inundaban mi ser.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now