Cómodo

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El desayuno había sido delicioso, muy típico japonés: arroz, sopa miso y un encurtido de verduras, algo ligero para comenzar el día.

— T/N necesitas más ropa a parte de ese uniforme extraño —reprocho la de chongos

Fruncí el ceño al escuchar aquello; —“No de nuevo”—, en definitiva era un tema que prefería evitar pues no me apetecía andar en bikini por ahí.

— me quedaré con mi uniforme un poco más —hable nerviosa

— tranquila, no te haremos nada —me sonrío la azabache

Las tres chicas en complot me tomaron de ambos brazos para evitar que escapara y sonrieron. —“esto no terminara bien”—. Sin preguntar, simplemente me llevaron a rastras con ellas.

— ¡ayúdenme! —les grite a los chicos quienes hicieron caso omiso de mi situación ignorandome por completo— me las pagarán… —susurre con enfado

Así fue como termine de nuevo en la carpa de aquellas mujeres las cuales les veía muy contentas pues veían en mi una muñeca que vestir a su gusto, algo que no me agradaba…

— este traje se te vería muy bien —hablo la de cabello corto mostrando un leotardo de un rojo vibrante

— no —negué rotundamente

— ¿eh?, pero si es muy lindo —hizo un puchero

— por favor denme algo que no sea lencería —suplique

Se miraron entre ellas para sucesivo abrir de par en par las puertas de su closet, mostrando así montones de lencería.

— está es toda la ropa que tenemos —comento la de chongos

— deja de quejarte, es más como de lo que crees

— ¡no!, ¡me niego a usar eso! —exclame alzando la voz, más aún a pesar de mi clara desaprobación, se abalanzaron sobre mi obligándome a usar su ropa.

Aún a pesar de la resistencia que ponía terminaron vistiendome tal cual querían.

— ves que no era tan malo —se cruzó de brazos— haces tanto alboroto igual que Popee

— ¿dónde está mi uniforme? —preguntaba mirando a todas las direcciones posibles

— ya no existe más —expreso la de chongos

— ¡¿qué carajos le hicieron a mi ropa?! —exclamé

Las tres apuntaron hacía un balde el cual salían llamas y al asomarme ahí estaba, mi única ropa quemándose lentamente.

— ya no necesitarás esa ropa

— verás que es más cómodo de esta forma

Trataban de alentar, sin embargo sus palabras no me hacian sentir mejor. Me enfade.
Rápidamente salí de la carpa escapando nuevamente de aquellas tres mujeres que gritaban mi nombre, más fueron ignoradas.

Corría dando maldiciones entre dientes consecuentes de la cólera causada por la incesante idea de exigirme usar atuendos muy reveladores para mí gusto, estaba claro que era una situación que me ponía sumamente incómoda más ignoraban a drede.

La frustración me segaba tanto que no miraba ni siquiera por dónde caminaba por lo que termine chocando contra algo.

— ¡Hey!

O alguien…

— ah, eres tú otra vez —dice aquella persona

Al mirar con detenimiento me di cuenta que se trataba de nada menos que ese payaso rubio que apenas verle hizo enrojecer por completo provocando como reflejo el cubrirme con mis brazos debido a la vergüenza generada por mi atuendo.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now