Todo esta bien

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Escuché aquel sonido estresante de mi alarma, que me hizo despertar de golpe. Amanecí acostada sobre el suelo. —¿Qué sucedió anoche?, ah claro, me desmaye—. Poco a poco me fui incorporando ya que no quería terminar mareada nuevamente. Me levante a apagar la alarma. Me fui al baño para tomar una ducha y darme cuenta de las enormes ojeras que tenía, igualmente mi piel que se veía bastante pálida, realmente me veía mal lo suficiente para preocupar a cualquiera. Sin embargo, no había nada que el maquillaje no pudiera ocultar.

—¡hija ya está el desayuno! —exclamó mi madre del otro lado de la puerta.

—¡voy! —le grité de vuelta.

Me apresure a arreglarme asegurándome de haber tapado todo aquello que me hacía parecer una enferma terminal. Aun podía aguantar un poco más en lo qué pienso en una solución.

Salí finalmente, encontrándome a mi madre desayunando con tranquilidad.

—buenos días hija —saludo con una sonrisa.

—buenos días mamá —le sonreí de vuelta.

Desayunamos con calma, de hecho nos pusimos a conversar amenamente. El desayuno estaba delicioso. Al terminar, mi madre decidió que me llevaría a la escuela en su auto camino al trabajo, su actitud era completamente diferente, se que en el otro mundo pasaron varias semanas pero aquí apenas pasaron unos segundos, no tenía sentido que mi madre cambiara tanto de la noche a la mañana y justo cuando las cosas entre Popee y yo iba mejor que nunca.

—¿soy yo o de repente cambiaste?, eso es raro y sospechoso —me atreví a confrontarla.

Aquella mujer no hizo más que soltar una pequeña risa, ni siquiera se molestó por el comentario ni por las intenciones que este tenía, ¿en serio era mi madre?.

—lo estuve conversando con mis amigas y todas me hicieron entender que la actitud que estaba tomando contigo no era la ideal, sobre todo ante esos.., bueno, los intentos de suicidio —su tono cambio al decir aquellas palabras— escucha hija, se que no soy la madre perfecta, pero estamos solas y no es fácil ser madre soltera, ¿sabes?.

Permanecí en silencio, no tenía nada que decir al respecto, desvié la mirada de inmediato.

—puedo cometer errores, debo cuidar a mi hija, mantener una casa y debo trabajar muchas horas al día para poder darte todo para que no te falte nada lamento si llego a descuidarte o no darte la suficiente atención que mereces mi niña.

Sus disculpas eran muy sinceras, se que no es perfecta, nadie lo es, tal vez solo la juzgue mal, no intente ponerme en su lugar, me había cegado a mi "lamentable realidad", sin tomar en cuenta a mi madre. Tenía razón, estamos solas y puede ser difícil en muchas ocasiones.

—lo entiendo mamá.

Acepté que la había estado juzgando mal todo este tiempo, solo la señalaba sin razón, sin intentar ver las cosas desde su perspectiva y tratar de entenderla.

—¿sabes?, que no esté todo el tiempo contigo no quiere decir que no te quiera.

Sonreí al escuchar aquello.

—lo sé mamá, yo igual te quiero —confesé.

Para cuando nos dimos cuenta, ya estábamos frente a la escuela. Es la primera vez que siento que no tardamos nada en llegar.

—continuaremos esta conversación más tarde, ¿si?, que te parece si esta noche tu y yo vamos por ahí a cenar a un buen restaurante, ¿qué dices?.

—claro que sí, me encantaría.

Acepte sin dudar, pasar más tiempo juntas nos hará muy bien y espero que nos ayude para mejorar nuestra relación, nunca es tarde para cambiar las cosas, ¿cierto?.

Ella sonrió. Tome mi mochila y baje del auto.

—que te vaya bien hija —se despidió desde dentro.

—igual a ti mamá.

Una vez dentro, la verdad es que pase un gran día, tanto en clase como en los descansos, junto a mis amigos, sin embargo, en cierto momento pude sentir la mirada de Nora en mis espaldas, me dio un escalofrío instantáneo. Gire mi cabeza de inmediato para terminar cruzando mi mirada con la suya, no se veía para nada feliz, estaba al tanto de lo que estaba pensando, se veía triste y preocupada. Sabía que podía esconder mi estado de salud y físico deplorable de todos, a excepción de quien ya había pasado por todo esto, por lo mismo que estoy atravesando en este momento.

Ella simplemente negó con la cabeza en señal de desaprobación y se marchó, sabía que estaba continuando hasta las últimas consecuencias.

Realmente trataba de ocultarlo, sin embargo, en serio me sentía mal ya que por ratos llegaba a marearme, la cabeza me dolía o también me daba tos y en ocasiones llegaba a escupir sangre, acompañado del dolor en mi pecho. No obstante todos los síntomas eran bastante leves y tolerables, no llegaba a más de ser una molestia, aún no era un problema grave ni algo que me impidiera hacer mis actividades regulares.

Ya por la tarde, después de llegar a casa hice mis deberes, arreglé mi cuarto y limpié un poco de la casa, realmente solo sacudí para limpiar el polvo. Me cambie y espere pacientemente a mi madre quien no demoró mucho, incluso salió antes del trabajo, pasando por mi hasta casa y así las dos terminamos en un elegante restaurante.

—porque nunca está de más darse estos lujos, ¿no es cierto?.

—así es, nos lo merecemos después de todo.

—tu lo has dicho hija.

Y ambas brindamos con refresco. La comida era deliciosa, los asientos bastante cómodos, las luces muy brillantes y el servicio era excelente.

Todo iba bien, hasta que, en un momento dado, a la distancia creí, no, estoy más que segura que pude ver a mi rubio malhumorado dirigirse hacía los baños. ¿Pero cómo?, ¿cómo es posible que él esté aquí?.

—voy al baño.

Dije para levantarme de mi asiento y dirigirme hasta donde el rubio. Llegue hasta los baños, nada. Incluso me quedé un rato esperando fuera del baño de hombres con la esperanza de que saliera, mas eso nunca sucedió.

—disculpe —detuve a un hombre de los que iba saliendo del baño—, de casualidad.., ¿no vio a un chico rubio con dos coletas dentro del baño?.

—no, claro que no —dijo con desagrado y se marchó.

¿Lo había imaginado?, no, pero estoy segura de que lo vi, en serio lo vi. Será que posiblemente me lo imagine debido al cansancio y mal estar.

Regresé con mi madre quien ya se estaba preocupando por mi ausencia, al parecer había demorado más de lo que imaginé.

Aparente que nada sucedió para seguir comiendo y conversando. En cierto momento mire hacía la ventana y sorprendentemente pude ver ese circo desolado detrás de ella. Inmediatamente sacudí la cabeza, volví a mirar para asegurarme, sin embargo, de nuevo, no había nada, otra alucinación, mi cabeza ya comenzaba a dar vueltas y mi expresión cambió.

—¿te encuentras bien?, te ves algo decaída —hablo mi madre preocupada.

—estoy bien mamá —mentí—, creo que solo estoy cansada, hoy fue un día pesado en la escuela, creo que solo tengo sueño.

—¿estas segura?, todavía no es tan tarde, podemos ir al medico si te sientes mal —propuso.

—no —me apresure a decir—, en serio no es nada, créeme estoy bien.

—mmm, de acuerdo —acepto a regañadientes

Al llegar a casa pase al baño aparentando que todo estaba bien. Me lave la cara y retire todo el maquillaje, alce la cabeza mientras me secaba con la toalla pero al momento de retirarla, me mire al espejo y entonces vi a mi reflejo mover la boca mientras se acercaba hacía el cristal. Me espante y por inercia me alejé, caí al suelo, si que dolió.

Me levanté asustada pero me armé de valor para mirar el espejo, mi reflejo era normal de nuevo. —¿Ahora también alucino?, me estoy volviendo loca definitivamente—. Rápidamente salí de ahí y me encerré en mi cuarto, tratando de olvidar lo que había visto.

—fue mi imaginación nada más —decía tratando de convencerme a mí misma.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu