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Los días continúan pasando, mis síntomas parecen ir aumentando, he estado tratando de ocultarlo con maquillaje ya que las ojeras y la piel pálida no desaparecen. A veces incluso siento que la muerte me persigue.

Tosí escandalosamente, por más que trataba de contenerla, cada vez era más difícil esconder.

—¿te sientes mal? —pregunto mi mejor amiga.

—no, estoy bien —dije mientras tosía.

—últimamente toses mucho, cada vez te ves más decaída y sin ganas de nada.

No lo estaba ocultando bien, pues ahora mi mejor amiga empezaba a preocuparse por mi estado de salud. Eso puede ser un problema.

—no te preocupes, en serio estoy bien —le sonreí falsamente—, pero si quieres iré a la enfermería para que estés más tranquila.

—si por favor —asintio—, déjame acompañarte.

—no —me apresure a decir—, no hace falta, yo puedo ir sola, tu sigue comiendo o se acabara el descanso.

—esta bien —acepto a regañadientes.

Salí del aula, sin embargo, le había mentido, realmente no iría a la enfermería, para empezar ni siquiera estoy segura de que lo que me esté sucediendo sea una enfermedad real y que pueda curarse con medicina.

Termine por llegar al baño donde pude soltar todo lo que estaba tratando de contener, eso incluía la tos de mierda que provocaba me doliera no solo la garganta, sino también el pecho estómago y cabeza, eso sin mencionar la sangre que llegaba a escupir por culpa de esto mismo. En cuanto se detuvo abrí el grifo para lavarme las manos y enjuagarme la boca. Me mire al espejo y entonces en el reflejo, ubicado detrás de mí estaba Popee, observándome fijamente. Sabía de antemano que solo era una ilusión, sin embargo eso no quita el hecho que me hiciera sentir todavía peor, tanto por el malestar que sentía como por la presión de tener que tomar una decisión.

—¿qué vas a hacer entonces? —pregunto aquel rubio.

Me sobresalte al instante, hasta el momento mis alucinaciones no eran más que visuales, ni auditivas, ¿esta vez está aquí?, ¿en serio está aquí?. Gire la cabeza de inmediato, pero no fue Popee quien se encontraba ahí, si no más bien se trataba de Nora. No iba a mentir, me desilusioné.

—oh, eres tú —dije con muy pocos ánimos—, ¿cuánto tiempo llevas ahí?.

Solo esperaba que no hubiera visto la sangre.

—desde hace un rato, por supuesto, vi como escupías sangre y como la limpiabas.

¡Mierda!, si me vio.

—agradecería que no se lo dijeras a nadie, sobre todo a mi mejor amiga, por favor —suplique.

—¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo pretender seguir así? —definitivamente estaba molesta.

—bueno no es como que yo controle estos síntomas, ¿sabes?.

—es una pena, digo no es como que tú misma hayas decidido llegar a este punto sin creer que habría consecuencias —decía sarcásticamente.

No tenía ni el humor ni las energías para iniciar una discusión, mucho menos para que me estuvieran reprochando en este momento.

—no estoy de humor Nora.

Intenté salir del baño, sin embargo, aquella chica se interpuso en el camino impidiéndome el paso, parece que no me dejará ir tan fácil, ¿no es cierto?.

—¿qué quieres?, ¿quieres que admita que esto es mi culpa?, pues si, es mi culpa, ¿qué hay de malo con querer ser feliz?, ¡dime!.

—¿a costa de tu salud física y mental? —en definitiva quería provocarme— dime T/N, ¿ya decidiste donde te quedaras?.

Misión, enamorar a Popee ||Popeextu||Where stories live. Discover now