Capítulo 2

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Por la mañana, desperté con la idea de llamar a mi jefa y decirle que no quiero más el trabajo, que debería mandar a otra persona en mi lugar después del gran incidente de anoche porque efectivamente, no fue un sueño como deseaba que fuera y la situación era tan vergonzosa que no quería seguir un segundo más trabajando en el palacio.

¿Cómo se suponía que miraría al príncipe a los ojos? ¡Eso iba a ser imposible después de verlo desnudo!

Vamos Blair, te gustó lo que viste...

Dijo una vocecita en mi cabeza.

Eso fue suficiente para proyectar en mi cabeza la imagen del príncipe en la ducha hasta que recordé que me llamó pícara y de nuevo sentí la pena en mí.

─¿Señorita Peterson? ─Preguntó una joven frente a mi puerta después de que abrí, di un asentimiento y la invité a pasar, ella me ofreció su mejor sonrisa─. Señorita Peterson, es un gusto en conocerla, soy Louisa y voy a ser su doncella real mientras este en el palacio.

─Es un gusto conocerte también Louisa, pero preferiría que me llames Blair. Apreciaría mucho si lo haces ─dije y ella me miró con sorpresa, pero terminó asintiendo.

Después de que Louisa me dijera que las duquesas ya estaban en el palacio y tomara mi desayuno de nuevo en la habitación, terminé de alistarme para salir a conocer a las chicas.

En el gran salón, vi a cuatro diferentes chicas platicando animadamente, al verme entrar todas guardaron silencio.

─Hola, ¿cómo están? ─Las saludé agitando mi mano en el aire─. Yo, uh, soy Blair, estoy aquí para....

Me miraron con las cejas enarcadas, claramente no estaban contentas por el hecho de que estaba hablando muy lento.

¿Por qué de pronto estaba nerviosa? Si mi jefa Miriam estuviera aquí, estuviera disgustada por el hecho de que no estoy haciendo mi trabajo bien.

Tomé una respiración profunda y me dije a mi misma que podía hacer esto.

─Yo soy...

─Señoritas...─interrumpió una voz a mis espaldas y me sobresalté un poco. Cuando me di la vuelta para ver a la persona, me congelé.

Era el príncipe.

Sus ojos se encontraron con los míos y me sonrío al tiempo que arqueó las cejas en mi dirección. Al parecer, no era la única sorprendida.

─Otra vez tú... ─dijo con un tono coqueto e intrigante. Mi cuerpo se tensó.

Abrí mi boca para decir algo, pero ninguna palabra salió de mí, terminé balbuceando frente a él como lo había hecho antes. Cosa que no le sorprendió.

─Su Alteza ─afortunadamente habló una voz a mis espaldas, interrumpiendo mi encuentro con el príncipe. Su mirada se posó en las chicas detrás de mí, suspiré y me hice a un lado para que pudiera observarlas, todas hicieron una reverencia hacia él.

─Hola señoritas, ¿cómo están? ─Preguntó educadamente.

─Estamos bien alteza, es un placer conocerlo ─una chica rubia de ojos verdes respondió a su pregunta, el resto de las chicas asintieron y el príncipe también lo hizo, pero dirigió su mirada hacia mí y de nuevo a las chicas cuando se aclaró la garganta.

─El placer es mío, señoritas, lamento que mi encuentro con ustedes sea corto, pero tengo asuntos importantes qué tratar, las veré pronto. Por favor, disfruten su estancia aquí ─dijo hacia las chicas y hacia mí también, di un asentimiento.

Antes de que pudiera irse, una chica de largo y hermoso cabello negro, su piel era clara y tenía unos grandes ojos de color café que le daban un toqué encantador a su rostro.

Si la corona te quedaWhere stories live. Discover now