Capítulo 27

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Llamé a la puerta de la habitación del príncipe con fuerza, estuve golpeando una y otra vez hasta que se dignó en abrir.

─¡¿Es en serio?! ¡¿En qué diablos estabas pensando?! ─Solté mientras entraba en la habitación sin una invitación de su parte, decir que estaba furiosa era poco, Carsten había cometido una locura y no solo eso, se había echado de enemigo probablemente a un país entero─. ¡¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?! ¡Estás loco!

Detuve mi paso y me giré a verlo, Carsten me miraba divertido, su mirada era desafiante.

─Veo que ya te has enterado.

─¡Sí! ¡Me enteré! ─Exclamé apretando los dientes─. ¡Eres un imbécil!

Carsten arqueó las cejas con asombro y después posó las manos sobre sus caderas, negando.

─¿A eso has venido? ¿A insultarme?

Apreté los labios, podía soltarle un montón de insultos en ese mismo instante, estaba de verdad molesta.

¿Cómo se le había ocurrido decirle a la duquesa que su país podría ponerse en contra de Dinamarca y quién sabe qué otras cosas más?

─Eres un idiota, Carsten. De verdad que lo eres.

Lo acusé con el dedo índice y continúe moviéndome de un lado a otro. Lo escuché bufar y vi justo cuando rodó los ojos con enfado.

─No fue para tanto.

─¿No fue para tanto? ¡La duquesa se fue! ─Exclamé con enfado─. ¡Y no solo eso! ¡Se fue más que molesta! ¡Se fu insultando a todos!

Carsten negó un poco molesto, estaba por decir algo, pero alcé la mano para impedírselo.

─No quiero excusas absurdas. ─Negué una y otra vez─. ¿No tienes idea de qué es lo que acabas de hacer?

─Sí la tengo.

─¿Ah sí? ─Me crucé de brazos esperando a que diera su respuesta. Carsten bufó.

─No teníamos química.

─¿Y por eso tenías que hacer que se fuera odiando tu país?

─Por favor, no me culpes de todo a mí, ella también hizo su parte ─se defendió molesto, esperé a que continuara explicándose porque necesitaba saber bien las razones por las que había hecho que la duquesa se fuera de esa forma tan drástica─. Solo tuvimos una conversación casual y las cosas se descontrolaron solo un poco.

─¿Solo un poco?

Enarqué las cejas y Carsten ladeó la cabeza.

─Bueno, se descontrolaron más de lo que esperaba para ser honestos.

Me cubrí el rostro con las manos.

─Dios, creo que esto ha sido una pésima idea...

─¿Y hasta ahorita te das cuenta? ─Inquirió con las cejas arqueadas y lo fulminé con la mirada. No me estaba dejando las cosas fáciles, las estaba complicando más de lo que ya parecían estar, Carsten vio el estrés en mi rostro y apretó los labios en una mueca─. Lo siento, tal vez me pasé un poco, lo admito, pero no fui el único que dijo cosas.

─¿Te importa explicarte? ─Pregunté y observé la habitación en busca de algo donde sentarme, me senté en la esquina de la cama y Carsten se quedó parado.

─Bien, todo parecía normal hasta que los dos comenzamos a hablar de política ─se encogió de hombros─. Ya sabes lo que dicen, la política y la religión son temas casi prohibidos entre las personas, nunca se llega a un acuerdo.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora