Capítulo 40

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Para la cena, sentía un poco de vergüenza por el hecho de presentarme después de que Carsten y la duquesa me vieran en los jardines, por suerte, la duquesa se limitó a sonreírme cuando me vio sentada en la mesa y tomó asiento frente a mí, Hellen estaba a mi lado, Astrid sentada al frente a un lado de Thea y el rey y la reina en sus habituales lugares al frente de la mesa.

Las puertas del salón hicieron ruido cuando Carsten entró ajustándose el saco de vestir, su mirada busco la mía y sus labios se curvaron hacia arriba en una pequeña sonrisa que permaneció en su boca hasta el momento en que se sentó en la mesa al lado izquierdo de su padre, quedando Astrid y Thea a su lado.

─Te has demorado un poco ─habló la reina.

─Estaba terminando de atender unos asuntos personales.

─Vaya ─habló el rey llamando la atención de todos─. Por primera vez te escuchó decir algo interesante.

Por el tono de voz que el rey había usado, dejaba en claro que estaba molesto.

─Tengo una agenda ocupada ─Carsten intentó restarle importancia.

─Bien, espero que permanezca de ese modo ─habló el rey y se aclaró la garganta para llamar nuestra atención, todas volteamos a verlo─. Por favor señoritas, pueden comer.

Nos indicó señalando la comida que ya estaba servida. Todos comimos en silencio ya que, si los reyes no iniciaban una conversación, lo mejor era que los demás permaneciéramos callados hasta que ellos lo hicieran, solo eran cosas del protocolo que todos debíamos seguir.

Para la hora del postre, esta de más decir que sentía que iba a reventarme, la comida había estado exquisita y el postre ni se diga, un muse de chocolate con galletas y una copa de frutas en almíbar.

Todos nos quedamos en la mesa hasta que los reyes se fueren, las duquesas, Carsten y yo terminábamos el postre hasta que él decidió romper el silencio.

─Y bien señoritas, ¿cómo estuvo su día? ─La pregunta de Carsten fue curiosa y despertó el interés en las chicas, quienes le sonrieron y se apuraron a darle una respuesta. Astrid fue la primera en hablar.

─Fue agradable, el palacio sin duda es precioso.

Dijo en un tono dulce y cálido.

─Si que lo es, histórico y bello. ─Le confirmó Carsten y ella le sonrío.

─Yo estuve un poco ocupada ─habló Hellen, su voz era seria pero amable─. Tenía un poco de trabajo, aunque este aquí, aun apoyo a mi familia con el trabajo.

─Que bien, el trabajo es indispensable. Justo eso hablábamos la señorita Thea y yo hace rato en los jardines ─se molestó en contar, Hellen y Astrid miraron a Thea curiosas, la duquesa se sonrojó de inmediato─. ¿No es así Blair?

Ay dios mío, quiero ahorcarlo. Me ha mencionado a propósito.

Dejé la cuchara en mi boca y no me molesté en tragarme el muse que me había llevado a la boca, no esperaba ese comentario por parte de Carsten, mis ojos se abrieron grandes y él contuvo una sonrisa. Me obligué a sacarme segundos después la cuchara de la boca y comerme el muse.

─Así es, alteza.

¿Qué se supone que deba responderle?

Él sonrió de una manera que me resultó maliciosa.

─Ya han estado todas en los jardines, ¿no?

Les preguntó al resto de las chicas y asintieron al unisón.

─Sí, son preciosos. ─Astrid fue la primera en hablar de nuevo.

─Realmente lo son ─le siguió Thea─. El aire allí es agradable y la vista preciosa, podría pasarme horas y horas recorriendo los alrededores.

Si la corona te quedaWhere stories live. Discover now