Capítulo 20

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─Señorita Peterson ─habló la reina en mi dirección y luego en la del príncipe─. Henry.

─Carsten, madre.

Escuché el tono de enfado de Carsten en su voz, pero a los reyes no pareció importarles. Por mi parte, me quedé callada esperando a que los reyes hablaran, sentía a mi corazón latir con fuerza y mi estómago revuelto, aun no había desayunado e imaginé que los reyes y Carsten tampoco ya que parte del tiempo solían desayunar juntos en el gran comedor, si tenía suerte, los nervios se esfumarían en cuanto supiera qué estaba haciendo allí y podría ir a desayunar porque pensar en la comida me hizo tener hambre.

─Henry ─volvió a decir la reina como si no tuviera otro nombre, era evidente que prefería llamarlo por su primer nombre y a él le molestaba.

─¿Deseaban verme?

─En realidad deseábamos ver a ambo ─respondió el rey la pregunta del príncipe, quien no hizo ningún gesto, se quedó quieto a mi lado─. Me temo que hay asuntos importantes que los cuatro debemos tratar.

─¿Cómo cuáles?

Habló Carsten y esperó a que nos revelaran las razones por las que nos habían citado a los dos, yo seguía sin gesticular palabra alguna, continuaba tensa y mi cabeza se hacia las peores teorías de las razones por las que estaba aquí.

Los reyes se tomaron su tiempo antes de responder a la pregunta del príncipe.

─Asuntos reales ─aseguró el rey y mis cejas se arquearon en asombro y volví a poner una expresión seria en mi rostro cuando el rey dirigió su mirada a mí─. Señorita Peterson, hemos tenido una reunión con el gabinete hace un par de días y hemos considerado que debemos de hablar con usted sobre la ley de matrimonios reales.

Comenzó a explicarme, escuché atenta. Siempre imaginé que debía existir esa clase de cosas, la monarquía debía de tener un sinfín de leyes para todo.

─¿Qué sucede con la ley de matrimonios? ─Preguntó Carsten antes de que el rey volviera a decir algo más.

Los reyes compartieron una mirada de nuevo.

─Eso es lo que quisiéramos discutir con ambos, en especial con la señorita Peterson, estamos considerando en invitarla al a una reunión de gabinete ─no sonaba como una invitación sino como un aviso de que estaría allí─. Sin embargo, hay una serie de protocolos que nos gustaría que siguiera antes de entrar, sepa que no cualquiera tiene una oportunidad como está y hemos considerado que el príncipe, será la persona que la capacite para participar.

─¿Yo? ─Preguntó Carsten incrédulo y los reyes asintieron.

─Por supuesto ─le respondió el rey y enderezó su cuerpo─. No he tenido tiempo de evaluar tu desempeño en el gabinete así que creo que lo veré en la señorita Peterson cuando la ayudes.

Compartí una mirada con Carsten y creo que contuve la respiración, pero no por lo que el rey proponía, sino porque no estaba lista para mirarle, para ver el azul de sus ojos y sentir un manojo de emociones en mi interior, tuve que desviar la mirada de él.

─¿Y bien? ¿Alguien tiene una objeción con ello?

Habló el rey, no supe qué decir, no estaba en posición de decir que no, eso me haría quedar mal en mi trabajo así que esperé a que el príncipe hablara.

─De acuerdo.

Respondió y yo di un leve asentimiento cuando el rey me volteó a ver.

─Perfecto, espero que trabajen en cuanto antes y lamentamos mucho el inconveniente señorita Peterson, sé que es una tarea fuera de sus capacidades.

Si la corona te quedaWhere stories live. Discover now