Capítulo 12

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─Henry Carsten Schuter, ¿Qué no piensas saludar a tu abuela? ─Se quejó la reina de inmediato, el rey a su lado no dijo ni una palabra y se nos quedó mirando, más bien me miraba a mí y la reina también lo hacía, tenían miradas curiosas.

Una risita se escapó de Carsten.

─¡Abuela! ¡Abuelo! ─Exclamó acercándose a ellos para abrazarlos. Me quedé allí parada contemplando todo, era lo mejor que podía hacer porque nada bueno salía cuando yo intentaba hablar o hacer algo.

Cuando Carsten volvió a ponerse a mi lado, las miradas de los reyes estaban de nuevo en mí.

─¿Y quién es la encantadora señorita? ─Preguntó la reina con un tono de voz curioso, compartí una mirada con el príncipe y antes de que dijeran algo o me presentaran, hice una reverencia hacia los dos.

─Abuelos, ella es la señorita Blair Peterson, es mi... ─No sé por qué me pareció que se puso nervioso mientras intentaba presentarme, ¿acaso se le olvidó quién soy?

─¡Ay Dios! ─exclamó la reina cubriéndose la boca con las manos, luego compartió una mirada con su esposo, el rey─. Es tu prometida, ¿no es así?

¿Había escuchado bien? ¿Acaso dijo...?

¡Ay Dios, sí lo dijo!

Compartí una mirada con el príncipe, quien tenía la misma expresión de horror en el rostro.

De pronto, comencé a sentir sofocante la habitación y pequeña.

Tenía que ser una broma.

¿Había escuchado bien?

Sí, creo que escuché más que bien.

─¡No!

Exclamamos los dos al mismo tiempo cuando fuimos conscientes de las palabras de la reina.

─Abuela, ella no es mi prometida ─se aclaró la garganta y desvío la mirada de mí. Carsten realmente evadía mi mirada en esos momentos─. Ella es... es la casamentera.

─¿La casamentera?

Preguntó el rey arqueando las cejas, me daba la impresión de que no lo creí. Carsten me miró atento, intenté ponerle una sonrisa que lució más bien como una mueca.

─Así es, Blair Peterson es mi casamentera, ella está aquí para ayudarme a encontrar a una chica... ─volvió a explicar, sentí que estaba nervioso al igual que yo.

─Vaya, eso debe ser una tarea complicada, ¿no, señorita?

Inquirió el rey curioso y una risita nerviosa salió de mí.

─Solo un poco ─reí de nuevo─. Pero le aseguro que no es una tarea imposible.

─Apuesto a que no, si ha sido contratada debe ser por sus buenos métodos ─habló la reina con una amigable sonrisa─. ¿De dónde eres, querida?

─Chicago. ─Respondí de inmediato con un poco de orgullo.

─Wow, realmente debe ser buena como casamentera como para ser contratada en otro país como este.

Dijo el rey con admiración, está ocasión sonreí con orgullo.

─Abuelos ─intervino el príncipe─. Si me disculpan, estaré con ustedes en la cena, pero ahora mismo, la señorita Peterson y yo tenemos un asunto importante que atender.

Los abuelos de Carsten compartieron una mirada entre ellos antes de sonreír y asentir en nuestra dirección, Carsten y yo hicimos una reverencia que ellos aceptaron con un asentimiento de cabeza y comenzamos a alejarnos de los pasillos.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora