Capítulo 15

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Después de que Connan se fue de la habitación de Carsten, sentí que también debía marcharme, sin embargo, allí estaba esperando a que Carsten me contara como había salido su cita con Astrid.

─¿Entonces?

Inquirí.

─¿Qué?

Preguntó frunciendo el entrecejo y dejé escapar un pequeño suspiro, Carsten intentaba hacerse el nudo a su corbata porque aún estaba vistiéndose para la cena. Me acerqué a él y le quité las manos de su corbata, dispuesta a hacerle el nudo como si eso hiciera que estuviera listo antes.

─Tu cita con Astrid, ¿qué tal estuvo?

Pregunté, sentía su mirada muy intensa mientras continuaba arreglando su corbata. Su cuerpo estaba rígido y podía sentir su respiración muy cerca de la mía, evité mirarle a los ojos y me concentré en lo que estaba haciendo.

─Fue agradable.

─¿Es todo?

Enarqué una ceja, después de terminar el nudo de su corbata mi instinto fue alisarle los pequeños dobleces de su camisa que se hacían en sus hombros.

─¿Realmente tengo que contártelo todo?

Hice una mueca.

─No exactamente, puedes omitirlo si así lo prefieres, es solo que necesito saber si realmente podría haber algo entre ustedes.

Mencioné lo obvio y él oprimió una mueca. La forma en la que continuaba mirándome era diferente, era como si me mirara con sorpresa y algo más que no supe descifrar, lo que sea que era la otra forma en la que me miraba, me hacía sentir una sensación rara en mi interior.

─Ya entiendo ─dijo más para sí mismo y se llevó las manos a los bolsillos de su pantalón─. Es parte del protocolo, ¿no?

─Conoces las reglas.

Me encogí de hombros.

─Bueno, fue una buena cita. La duquesa Astrid es dulce y agradable, me parece una chica interesante. ─Explicó pero me daba la sensación de que no estaba convencido de ello─. Tal vez la invité a salir de nuevo.

Que dijera eso último me daba un poco de esperanzas de que no la descartara tan rápido. Por alguna razón tenía la sensación de que Carsten rechazaría a todas lo antes posible.

Me quedé callada por unos segundos hasta que él decidió volver a hablar.

─¿Te parece si vamos a cenar ahora? Me temo que podrían cuestionarse el que lleguemos tarde.

Comentó y di un asentimiento.

***

El trayecto al gran comedor fue corto, solo se escuchaban nuestros pasos al caminar por los pasillos vacíos y cuando por fin entramos al comedor, las duquesas ya habían llegado puntuales como siempre pero no había ningún rastro de los reyes, cosa que agradecí porque me hubiese sentido incomoda llegar junto al príncipe.

Las chicas saludaron a Carsten con una reverencia, intenté oprimir una mueca cuando él retiró la silla para mí como lo había hecho en ocasiones anteriores y después tomó asiento a mi lado, minutos después, los reyes aparecieron, los abuelos de Carsten se sentaron frente a nosotros y cuando mi mirada se encontró con la de la reina Amelia, ella me dio su mejor sonrisa.

La cena transcurrió con éxito, en realidad, fue bastante silenciosa, era como si todos estuvieran más silenciosos de lo habitual, lo que hizo que en algún punto me sintiera enfadada y deseara ir a mi habitación por lo que omití el postre cuando se me ofreció y me disculpé con la excusa de tener que llamar a mi familia por la diferencia de horario, lo cual era la mejor excusa.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora