Capítulo 54

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─Madre, yo... ─Carsten se levantó de su lugar de inmediato y yo hice lo mismo. La reina apretó los labios y la mirada de decepción que le dio a su hijo seguido con la de odio que me dio a mí me hizo querer cavar mi propia tumba─. Puedo explicarlo.

─¿Ah sí? ─Preguntó la reina molesta, adentrándose más a la habitación─. ¿Y qué es lo que intentarás explicar? ¿Cómo te echas a la cama a la casamentera esta?

Expresó con gran despreció en mi dirección, apreté los labios con fuerza, Carsten caminó al frente, dejándome atrás.

─Madre, por favor, sabes que...

─¡No! ─Gritó de golpe la reina─. ¡Te lo advertí! ─Lo acusó de golpe y eso hizo que Carsten se congelara en su lugar─. Sabía que te metías con ella, lo imaginaba, pero estaba segura de que podías dejarla si todo este asunto de comprometerte lo apresurábamos, pero me doy cuenta de que sigues por allí perdiendo tu tiempo, acostándote con basura.

─¡Madre! ─Elevó la voz enfadado por el tono de voz de la reina y la expresión que había usado.

─Majestad ─inquirió la duquesa de Ringsted quien estaba al lado de la reina, lo que hizo que llamara la atención de todos─. Yo...

─¿Qué están haciendo aquí? ─Se apresuró a preguntar Carsten antes de que la duquesa dijera algo, aquello provocó una enorme mueca de disgusto en la reina.

─Veníamos a hablar con la señorita Peterson sobre los planes de hoy, además de que... ─hizo una pequeña pausa y se encogió de hombros─. Seguro esto no importa, pero ¿en mi propio palacio? ¿en serio? ¿Frente a mis narices? ¿Qué pensabas Henry? ¿Echártela horas antes de anunciar tu compromiso?

La reina explotó hablando en alemán, no entendí ni una sola palabra de lo que decía exactamente, lucía furiosa y Carsten repentinamente también.

─¡Suficiente!

─¡¿Suficiente?! ¡¿Eso es lo que me dices?! ─Gritó la reina, más molesta que minutos atrás─. ¡Estás arruinando todo, Henry! Sabes lo importante que era este compromiso y tu decides tirarlo todo por la borda por una simple pueblerina que seguramente te ha engaratusado para acostarse y...

─Carsten se acercó a ella con intención de hacerla callar de nuevo pues no le gustaba la forma en que la reina se estaba expresando.

─Madre, ya basta, no uses palabras que sabes que no son ciertas.

─¿Ahora me llamas mentirosa? ─Se ofendió la reina con la petición de su hijo, una risa amarga salió de ella al tiempo en que se acercó a él─. Te recuerdo que eres tú quien debe cuidar bien sus palabras aquí, no estás en disposición de pedir nada.

─Madre...

─¡Madre, nada! ─protestó con rotundo enfado, la reina. Dirigió su mirada a mí y después al príncipe, quien seguía frente a ella─. ¿Ambos son conscientes de la gravedad de la situación? ¿Lo que han ocasionado?

Nos acusó la reina con odio y después dirigió su mirada hacia la duquesa de Ringsted, quien seguía cerca de ella sin decir ni una sola palabra. Mirarla hizo que se relajara un poco, o al menos intentara hacerlo.

─No tendremos está conversación aquí ─le dijo a Carsten─. Al despacho del rey, de inmediato y tu ─sus ojos marrones se posaron sobre los míos─. Será mejor que no salgas de tu dormitorio, ya has ocasionado mucho alboroto.

La reina lucía más que intimidante, no hice ningún gesto, me quedé allí parada observando como los tres salían de mi habitación para hablar las cosas, estaba segura de que Carsten estaba en serios problemas. Cerré los ojos con fuerza y sentí el ardor en ellos, cuando los abrí, ya estaban húmedos por culpa de las lágrimas, necesitaba hablar con alguien sobre lo que acababa de suceder, pensé inmediatamente en Connan y Louisa y salí de mi habitación ignorando la petición de la reina de quedarme allí para ir a buscarlos.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora