Luna en el infierno (Completa)

6: Clara Rodríguez

Cotilleé todo su Instagram, vi las fotos una y otra vez, pero no conseguí encontrar nada. En realidad, tampoco sé lo que buscaba. Puede que alguna foto con su hermana, o quizá algún comentario suyo. Pero no hay nada, cualquiera que vea su perfil diría que no tiene hermana, solo sube fotos con sus amigas y amigos, y en alguna que otra está con lo que creo que son sus padres. Se parecen mucho los cuatro, Clara tiene pecas, igual que Luna, y su padre también. Se nota que las han sacado de él, ya que su madre tiene la piel intacta.

El color de pelo de todos es lo que más me ha sorprendido. Luna lo tiene rubio tirando a casi pelirrojo, pero en cambio su hermana lo tiene muy oscuro, casi negro. Sus dos padres lo tienen entre castaño y negro. Si no fuera por lo mucho que las dos hermanas se parecen, diría que no lo son, solo por el pelo tan distinto que tienen.

Aparte de eso, no he sacado nada más en claro. No hay un solo comentario de Luna, ni la menciona fugazmente, nada. Es como si no pertenecieran a la misma familia. ¿Qué les habrá pasado con ella? ¿Tan fuerte ha sido como para no llorar su muerte?

Algo dentro de mi me incita a escribirle un mensaje, a preguntarle algo, no sé el qué, pero algo. Mi mente me para, no es lo adecuado, ni tampoco sé qué decirle. ¿Le digo que estoy enamorado de su hermana pero que ni siquiera había hablado con ella? ¿Que por qué no tiene fotos con Luna o qué les pasó con ella? No, ¿verdad?

Me paseo por el salón mordiéndome las uñas, mientras por mi mente no dejan de navegar preguntas, cuyo rumbo no está establecido. En solo unas semanas tengo vacaciones en el trabajo y no haré nada, y eso me estresa aún más. Porque estaré aquí metido en casa, y lo más seguro pase horas investigando sobre esa chica tan curiosa que llegó a mi vida hace meses. Porque algo dentro de mí me dice que vaya a buscarla, que averigue si es verdad que está muerta.

El sueño que he tenido hoy en ese breve momento en el tren ha hecho que a mi mente vengan aún más dudas que antes. Hay algo más que gira en torno a mis pensamientos, y es ella, su sonrisa. Esa curva que me recibía al subir al tren, su perfecta sonrisa era casi de las primeras cosas que veía cada día, y aunque nunca escuché su voz, estoy seguro de que era tan bonita como imagino.

A mitad de la noche me llega una notificación que me despierta de golpe. Tras ponerme las gafas compruebo que su receptora es Clara. Antes de dormirme, en un ataque de locura, le escribí un mensaje, y la verdad que no esperaba que me fuera a contestar. Pero lo ha hecho. Lo primero que hice fue presentarme, aunque omitiendo algunos pequeños detalles, y puede que adornando otros. Le dije que era amigo de Luna, y que necesitaba hablar con ella sobre todo esto que ha pasado.

Pero su respuesta no puede sorprenderme más, a pesar de que no es algo que debería sorprenderme. Me ha dicho que lo siente mucho pero me he equivocado de persona, esa chica no es su hermana. No sé qué decirle para no parecer psicópata, porque ahora mismo lo parezco.

Finalmente decido no contestarle y volverme a dormir. Yo tampoco sé cómo reaccionaría si después de morir un familiar mío me escribe alguien, supuestamente cercano a esa persona, para hablar de mi familiar. Entiendo su contestación perfectamente, pero la curiosidad hace que no sea tan racional como debería.

Necesito explicaciones, y ni siquiera la conocía. ¿Me estoy volviendo loco?

Y a mi mente vuelve otra vez la misma pregunta que me hice esta mañana. Y es que estoy en un punto de mi salud mental que no distingo lo real de lo imaginario. Cuando me he despertado he dudado si realmente había hablado con su hermana, o si lo había soñado. Menos mal que los mensajes estaban ahí y no lo he soñado. Pero ahora de nuevo me invade la misma pregunta, y es que no sé si la persona que se acaba de sentar en frente mío es real o no.

Sería demasiada casualidad que lo fuera, incluso diría que podría ser hasta imposible. Estos días he aprendido que todo lo que crees imposible, se puede volver todo lo contrario, golpeándote en la cara por desconfiar en que eso pudiera suceder. Me siento en un mundo paralelo, en el que no tengo control sobre mi mismo, ni siquiera sobre lo que me rodea. Y dime, ¿cómo puedo salir de aquí? Si parece que ahora mismo todos mis movimientos dependen de una mano y yo soy su marioneta.

Pero ella me mira, y sus ojos de sorpresa hacen que confirme que no son imaginaciones mías. Es ella.