20: ¿Por qué estoy aquí?

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Me intento llevar la mano a la cabeza sin comprender dónde estoy ni qué ha pasado, pero soy incapaz de hacer ese movimiento. Algo me impide que pueda moverme. Y un grito sale de mí con espanto al descubrir que estoy atado a algo, y que me encuentro en un lugar oscuro y tenebroso.

Un pequeño halo de luz entra por la rendija de lo que parece ser una pequeña ventana y me deja ver el resto de la estancia en la que me encuentro. Todo lo que me rodea es madera, y de repente viene a mí la imagen de antes de que me golpearan, era una pequeña cabaña de madera. Y fue donde entró...

—¡Luna! —grito su nombre con todas mis fuerzas, ella tiene que estar aquí.

Pero la persona que entra no se parece en nada a ella, ni siquiera a su otro aspecto falso. Aparece un hombre de tez oscura, con una barba larga y descuidada, como si llevara días, o incluso meses, sin lavarla.

—¿A quién llamas? —Su voz corresponde por completo a su cuerpo, ya que es firme y autoritaria, e incluso con un ápice de gravedad.

—Quiero que venga Luna —Mi voz en cambio es más débil y suave.

—Aquí no hay ninguna Luna —impulsa una bandeja con comida con el pie, como si estuviera dándosela a un animal. Seguidamente se acerca a mí y se sitúa en mi espalda—, ni se te ocurra atreverte a hacer nada, porque no te gustaría saber el resultado.

Niego con la cabeza, cualquiera se mete con este hombre tan fuerte y borde. Un palillo como yo sería aplastado por un camión como él.

Seguidamente me quita la atadura de las manos y me agacho para coger con ansia el bocadillo que ha traído. No sé cuántas horas he estado dormido, pero tengo demasiado hambre. Aunque puede ser también por lo poco que estoy comiendo últimamente, el estrés no me ha dado tregua. Pero su frase no sale de mi mente. ¿No está Luna?

—¿Por qué estoy aquí? —centro mi atención en el hombre, pero sigo comiendo, prefiero no arriesgarme a que me lo quite.

Mientras da vueltas a mi alrededor me observa con cautela de que no haga movimientos indebidos, pero a mi pregunta no contesta. Supongo que es normal que no lo haga.

—¿Es cosa de Luna? —de nuevo lo que digo se queda en el aire, y cuando ve que he terminado vuelve a atarme y se va.

—No —sale tras contestarme y escucho cómo cierra con llave desde fuera.

Ahora que me he quedado solo en la penumbra intento recordar todo lo que pasó antes de que me dieran un golpe. Pero no me lo he imaginado, Luna iba delante mi, yo la seguía a ella, llegué a este bosque siguiéndola.

—¡Luna! —vuelvo a gritar su nombre una y otra vez, esperando que se abra la puerta y aparezca ella para explicarme todo esto.

Pero pasan las horas y mis gritos no sirven para nada, nadie entra en la habitación.

En medio de esta habitación tan fría y oscura llega a mi mente el momento más duro de toda mi vida, incluso más que este: mi primer desengaño amoroso. La depresión en la que entré ese día, lo que me ha afectado tanto a mi personalidad de hoy en día. Y todo fue por ella. Por Cleo.

Por ese entonces tenía bastantes amigos en el instituto, mis notas eran estupendas e iba a fiestas todos los fines de semana. Nunca me había atrevido a salir con chicas, no era algo que quisiera que pasase y preferí ir dejándolo pasar, aunque pretendientas no me faltaban. Se podría decir que era un poco conocido en el instituto.

Cleo era mi amiga, una chica lista, graciosa y muy cariñosa. Llegamos al punto de casi ni separarnos en todo el día, íbamos a todas partes juntos, cada trabajo, cada excursión, todo lo hacía con ella. Hasta que un día dejé de mirarla como mi amiga, empecé a sentir pequeños escalofríos por todo el cuerpo cada vez que me tocaba, y fue cuando me di cuenta que me estaba enamorando de ella.

Yo pensaba que ella no sentía lo mismo, que solo me veía como su hermano o su mejor amigo. Pero en una fiesta me di cuenta de que eso no era así. 


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¡Aaaay! ¡La que se ha liado! 

¿Quién le ha secuestrado? ¿Y por qué?

¿Qué opináis? 

Os leeo 💖💖💖

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now