16: "Papá"

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¡¡Holaa!! Espero que os esté gustando mucho la historia, no olvidéis que hay nuevos capítulos cada miércoles y viernes a la 13:00.

💖💖 Espero vuestras opiniones 💖💖

Y ya os dejo con el nuevo capítulo

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—Puede que no se haya ido... —consigo decir por fin después de un rato tragando saliva para que el nudo se fuera.

—¿La chica que amas? —me entiende a la primera.

Tras asentir con la cabeza, echa de golpe todo el aire que tenía retenido.

—Existe la posibilidad de que no se haya ido, de que siga aquí. Pero no sé si sigo queriendo lo mismo que antes.

Levanto mis gafas con un toque de dedo nervioso y miro su expresión, por la arruga de sus cejas intuyo que no sabe qué decir.

—Ay Xavi —y sin decir nada más se acerca a mí y me abraza, intentando recomponer todas las piezas rotas que hay dentro de mí. Aunque eso ya no se pueda.

Mientras intento ralentizar mi respiración vienen a mi mente cientos de preguntas, y todas ellas sin respuestas. Hay tantas cosas que quiero saber y no puedo, y es que dentro de mí hay dos versiones. La que quiere seguir investigando, seguir a esa chica, averiguar quién es exactamente, y luego está la otra, que no quiere saber nada más de Luna, sino olvidarla.

Y temo que sea el corazón el que gane a la mente...

Mi móvil vuelve a sonar y sin ver quién es, ya lo puedo suponer. Decido por fin coger la llamada y poner fin a este paripe.

—Hola —hablo seco y cortante, no quiero alargar más de la cuenta esta conversación.

Mi madre me cuenta los últimos avances que ha hecho en su trabajo y lo mucho que la quieren los de la residencia, en cambio yo solo la escucho, con un pedazo de mí que se alegra por ella. Hace poco la echaron de su antiguo trabajo, había llegado demasiadas veces borracha. Según ella, ahora está yendo a unas charlas de apoyo para dejar ese vicio.

Pero como no, su querido marido no quiere ir con ella, total, ¿para qué va a dejar de beber? Si vive de ella y no tiene otra cosa que hacer en la vida.

—Tu padre lo ha intentado, pero no ha podido —la palabra "padre" se me clava en lo más hondo, hace años que para mí no lo es. Y alguien para quien esa palabra se le queda tan grande no debería si quiera escucharla.

—Vale —quería decir otra cosa, pero al fin y al cabo me duele tratarla así, por muy mal que me lleve con ella—, te tengo que dejar. Ya hablaremos.

Tras decir eso y sin esperar su contestación cuelgo la llamada, con aún más dolor de cabeza que esta mañana. Me tiro de golpe en la cama y el rebote que se causa por la fuerza en la que me he tumbado hace que me de un nuevo pinchazo en la parte superior de mi cuerpo.

Ese hombre al que mi madre insiste tanto en llamar padre lleva años metido en la bebida, desde incluso antes de que yo naciera. Desde pequeño he querido ser el hijo perfecto para que él no se enfadara conmigo y quisiera salir a pasear aunque fueran cinco minutos. Pero eso nunca era así, porque él prefería irse de copas con sus amigos.

Hasta que mi madre le dio un ultimátum, o dejaba la bebida o se divorciaba. Él no le contestó, un día cogió sus cosas y se fue sin siquiera despedirse.

Desde ese día me empecé a sentir culpable, quizá le había agobiado demasiado, le había pedido cosas que él no podía asumir, había querido que hiciera mucho por mi. Y pensaba que se había ido por mi culpa, porque yo le estresaba.

Luego entendí que eso no era así, pero ya era demasiado tarde para entonces, dentro de mí había demasiados traumas.

Hasta que un día todo volvió a cambiar de nuevo, él claramente no vino, pero aún así volvió a nuestras vidas.

Mi madre lloraba cada día por su marido, le echaba de menos, y se arrepentía de haberle dado a elegir, asumía toda la culpa, y daba por hecho que si ella no le hubiese puesto entre la espada y la pared, no se hubiese ido. Se metió en tal depresión que empezó a usar el alcohol para olvidar. O mejor dicho, para recordar, porque lo único que le quedaba de él, eran las bebidas alcohólicas.

Se volvió como él, y tal y como expresa el dicho: «Dios los cría y ellos se juntan» Una noche que mi madre se fue de fiesta para emborracharse, como empezó a hacer todos los fines de semanas, nuestras vidas volvieron a dar un giro de 180°.

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now