35: Justicia

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Esta vez, en vez de contestarme decide levantarse. Y tras sacudirse la ropa por el posible polvo que se le ha podido quedar pegado, se gira y antes de salir por la puerta susurra:

—Ahora qué haré contigo...

Lo ha dicho en un pequeño hilo de voz, para que yo no lo escuchara, pero sus palabras han logrado llegar hasta mi. Desde pequeño he tenido buen oído, aunque ahora mismo no sé si es una ventaja o un inconveniente.

Lo peor es lo bueno que soy.

No entiendo cómo me pueden dar pena Luna y Cleo, cuando son ellas las que me tienen secuestrado. Pero es que hay tanta oscuridad tras ellas, tanto mal y tanta pena, que sé que todo lo que hacen son impulsos de rabia y de querer tener el control. Pero si su interior no estuviera tan oscuro, ellas no serían las chicas que son ahora mismo. No puedo asegurarlo, pero realmente lo creo, no son malas del todo. Simplemente han tenido una mala vida.

Han pasado dos noches ya y nadie más ha entrado en la habitación, no sé si me están dejando morir lentamente, pero esto es un infierno. Preferiría que lo hicieran de golpe, y salir ya de esta pesadilla.
Hasta que de repente la puerta se abre por primera vez desde hace días y por ella aparece Cleo. Me sorprende su forma de caminar, aunque no es lo que más me asusta, sino sus pintas.

Lleva puestos unos zapatos planos, algo muy raro en ella, que siempre va en tacones y muy arreglada a todos lados, aunque sea simplemente para ir a comprar el pan, ella se arreglaba. Su pelo está revuelto, como si hubiese salido de una pelea, y su ropa también parece desastrosa.

—Se ha ido —al acercarse a mí y tras pronunciar esas palabras me doy cuenta de lo dilatadas que están sus pupilas. Está colocada.

—¿Qué te ha pasado? —pregunto sobresaltado, no me gusta la mirada perdida que tiene, como si ya hubiese perdido toda esperanza de vida.

En cambio a mí las palabras me salen con gran dificultad. Tengo la boca pastosa y seca, producto de no haber bebido ningún líquido por casi dos días.

—He hecho justicia por fin.

Se sienta en el suelo, como Luna hizo hace un par de días, cruzando las piernas y con las manos agarradas entre sí.

—Me contó Luna que estabas enamorado de ella —suelta una carcajada falsa—, pues te puedes ir olvidando de ella. Porque ya no está.

Todo el aire que estaba cogiendo deja de entrar a mi cuerpo y me quedo paralizado al escucharla. Intento soltarme de la silla pero no puedo, no tengo fuerza para hacerlo, y menos después de cómo me ató la última vez Luna.

Pero, ¿de qué está hablando Cleo?

—¿Dónde está?

Su mirada sigue perdida en un punto fijo de la habitación, es como si estuviera intentando recordar algo.

—¿Mi querida hermana? —gira la cabeza y me mira con los ojos abiertos como búho en la noche—: muerta.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Parece que estuviera poseída. En estos momentos se asemeja más a una muñeca de porcelana de estas antiguas que tan mal rollo daba, que a una persona de carne y hueso.

Ahora mismo no sé qué es lo que más me sorprende, así que pregunto todo a la vez:

—¿Hermana? ¿muerta?

Nuevamente suelta una carcajada falsa y fría, provocando en mí otro escalofrío, este va desde la punta de los dedos de los pies hasta el último pelo de mi cabeza.

Parpadeo una y otra vez, intentando despertarme en caso de que esto sea un sueño. ¿Será que ya me he muerto y estoy imaginándome todo esto? ¿es realmente posible que sea real?

Ahora mismo mi mente está llena de preguntas, tengo una gran bola de incertidumbre volando por dentro de mi cuerpo, flipando por lo que acabo de escuchar.

De repente todo cobra sentido. Por eso nadie ha venido a verme en estas casi cuarenta y ocho horas. Esta es la razón por la que he estado más desatendido de lo normal, por la que no he escuchado un solo paso, ni siquiera un hilo de voz, al otro lado de la puerta.

Luna está muerta.

Pero hay algo que sigo sin entender y que no para de dar vueltas. Si es ella la que ha muerto, ¿por qué dice su hermana? ¿será que realmente Luna no está muerta? A lo mejor ha muerto la hermana de Cleo, aunque no recuerdo que tuviese ninguna hermana de cuando nos conocimos.

En todo caso, Cleo abre la boca y empieza a explicarme todo, aunque lo hace llena de rabia todavía.

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now