30: A salvo

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NARRA CLARA

«Es el quinto día de la desaparición de Xavier Cortés, la última vez que fue visto salía del tren, por favor, cualquier información que pudiese ser útil no dude en avisar a la polícia. Ponemos la foto a continuación»

De nuevo ponen su imagen en las noticias y yo apago la televisión justo antes de ver su cara nuevamente. Desde que le vi ese día no he vuelto a saber nada de él. Me han interrogado, por las cámaras han averiguado que yo tenía relación con él y que casi de las últimas personas a las que vio fue a mi. Pero claramente no les dije nada de lo de mi hermana. No podía, no después de lo que ella me dijo al oído.


—¿Otra vez te estás torturando? —Martín, mi novio, me acaricia el hombro con pesar y muevo la cabeza de izquierda a derecha.

—Es solo que me da mucha pena su situación.

Todo lo que sé y no puedo contar me está matando por dentro, los secretos luchan en mi interior por salir, me pinchan y destruyen para que les deje salir, pero no puedo. Ni siquiera a él, la persona a la que más amo, le he podido contar que mi hermana está viva, ni que lo más seguro ese chico esté desaparecido por culpa de ella. O que tal vez él sea malo. O quizá quién sabe, haya decidido huir de su mundo y desaparecer de todo el mundo.

Lo único que le he podido decir es que él la conocía, que estaba enamorado de ella y posiblemente haya decidido suicidarse por no soportar su muerte...

Ojalá pudiera dejar de mentir de una vez, soltar todo lo que llevo por dentro, parar de una vez por todas de pensar cien veces lo que voy a decir antes de hacerlo. Es una tortura tener que pensar todo una y otra vez para que no haya errores y no me equivoque y cuente algo de más.


Justo cuando mi novio va a decir algo escucho unos pies arrastrándose y me apresuro a la puerta para ayudar a mi madre a entrar y sentarse en el sofá. Desde que nos dijeron la noticia de Luna, y sobre todo, desde que nos confirmaron que no era seguro que fuera su cuerpo, mis padres no pegan ojo, y menos aún tienen vida. Son zombies andantes, ni siquiera comen casi. He intentado animarles por todos los medios, hacerles ver que los más seguro ella esté bien, pero no puedo hacer más...

Y saber y no contar es una tortura inmensa...

—Suegra —Martín le agarra la mano con delicadeza—: os he traído unos bollos de esa panadería que tanto os gusta.

Le tiende a mi madre una bolsa marrón que dentro contiene unas napolitanas pequeñas, sus favoritas, rellenas de crema, pero ella no lo acepta. Aunque intenta sonreírle con amabilidad.

Le doy las gracias con verdadero sentimiento, desde que llegó a mi vida me la ha hecho mucho más fácil, nos ha ayudado mucho a mí y a mis padres, aún sabiendo toda la historia de mi hermana y las drogas.

Y aunque lleve poco en mi vida, parece que llevara años, porque todo lo que me hace sentir es algo realmente indescriptible.


Cuando Martín se va a trabajar nos quedamos mi madre y yo solas en el salón. Su mirada está perdida en el suelo, por eso cuando me habla no me espero su repentina pregunta:

—¿Crees que estará bien?

No dice su nombre, porque no la quiere nombrar, aunque todos sabemos de sobra a quién se refiere. Por eso en seguida asiento tranquilizándola.

—Seguro que está genial. Siempre se las ha sabido apañar muy bien —lo digo con cierta tristeza, porque desgraciadamente es la verdad, ha sido tan independiente que ha acabado apartada de todos...

Mi madre me da la razón con un movimiento de cabeza, pero aún con la mirada perdida.


—¿No sabes nada de ella? —cuando parecía que había vuelto a sumirse en sus pensamientos me pregunta repentinamente de nuevo.

Suelto aire de golpe con toda la fuerza que puedo e intento pensar algo, pero no se me ocurre nada. Lleva días haciéndome esa pregunta. No sé si es el instinto de madre, o que tal vez haya averiguado algo, pero nunca se queda tranquila cuando le digo que sé lo mismo que ella.

Porque claramente eso no es verdad.

—Yo... —siento que mi pierna derecha empieza a temblar y situo mi mano encima para que no lo note—. Yo solo sé... sé que se puso en contacto con el chico desaparecido...

La vista de mi madre se levanta de golpe y sitúa sus ojos, ahora abiertos de par en par, en frente de los míos, llena de sorpresa.

—¡El desaparecido! —su grito me pilla desprevenida y pego un pequeño salto.

Asiento no muy segura de lo que estoy diciendo. No sé si con esto la estoy cagando más, o por el contrario, arreglando. Pero por lo menos la podré calmar.

—Ya sabías que ellos eran amigos... —espero su confirmación, y cuando llega, prosigo—: Xavier me habló por Instagram, quería verme para contarme algo sobre Luna. Pero yo no quise, no le conocía y en ese momento ella se suponía que no estaba viva... Pero dio la casualidad que nos encontramos en el tren un día. Y desde ahí empezamos a hablar. Entonces me contó su historia, cómo se conocieron y demás. Hasta que me comentó que estaba en contacto con Luna... —improviso sobre la marcha lo mejor que puedo.

Mientras tanto, ella me mira aún con los ojos rojos, redondos y grandes, todavía llenos de incertidumbre y sorpresa. Con su mirada me incita a seguir hablando, y yo incapaz de desilusionarle, sigo inventándome cosas.

—Me dijo que ella le había dicho que estaba bien, que no nos preocupáramos, que le iba muy bien y estaba en un lugar seguro. Había tenido un pequeño percance en la nave pero ella había salido ilesa, aunque prefería mantenerse unos días alejada de todo.

Ella procesa toda la información que le he contado, hasta que por fin habla.

—Y luego él desapareció... —asiento no muy segura de lo que se le está pasando por la cabeza ahora mismo—. ¡Pero avisemos a la policía de que ese chico conoce a Luna!

El corazón se me paraliza cuando mi madre coge su teléfono. La he cagado.


****

QUIERE AVISAR A LA POLICÍA

¡AY LUNA EN QUE LÍOS TE METEN TU HERMANA Y TU MADRE! 😱😱

Espero que os esté gustando muchoo 💖💖💖

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now