34: Comidas sosas

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—¿Por qué un chico como tú seguiría a una narcotraficante? —cuando termino de hablar, coge la palabra.

Ante su pregunta encojo los hombros, esa pregunta llevo días haciéndomela.

—Supongo que tengo una vida tan aburrida que necesitaba un poco de aventura. Y por muy peligrosa que fuera esa hazaña, era la pizca de sal que le faltaba a mi vida para parecer un plato decente.

—Hay comidas sosas que no necesitan ningún ingrediente de más.

Termina sentándose en el suelo, justo enfrente de mí. Su rostro ya parece más relajado, y el azul de sus ojos vuelve a tener ese brillo que tenía hace meses cuando la conocí.

—Yo no soy ese enemigo que tanto buscas Luna, esa persona sigue ahí fuera, y tú sigues corriendo peligro, porque no le tienes atado a una silla en una habitación oscura con poca luz.

Al decir eso resopla.

—¿Sabes? —se muerde el labio antes de seguir hablando—, cuando empecé a investigar supe que no eras tú esa persona de quién debía huir, desde el primer día en que te vi sentí una especie de energía rara. Pero era algo bueno, que me incitaba a dejar todo y volver con mi familia. Pero algo dentro de mí deseaba que tú fueras el enemigo, para estar a salvo por fin. Aunque por mi no me preocupo —deja de mirarme para posar su mirada en sus manos, con las que juega cada vez que se pone nerviosa—, me preocupa mi familia. Clara y mis padres son muy vulnerables, pueden ir a por ellos en cualquier momento, siempre que quieran...

Cuando termina de hablar se me forma un nudo en la garganta, si yo me estoy sintiendo así de solo escucharla no imagino qué debe sentir ella sabiendo que su familia está en peligro.

—Tu hermana quería que supieras que tiene novio y está muy feliz con él.

Suelto al recordar la conversación que tuve con ella, en la que me decía entre lágrimas que deseaba poder hablar con su hermana de su nuevo novio y que le conociese. Luna sonríe al escucharme y asiente agradecida.

—¿Por qué no te vas con ellos fuera de aquí? —vuelvo al anterior tema.

Supongo que es lo que todo el mundo propondría, lo fácil y rápido: huir.

Luna mueve la cabeza de izquierda a derecha en forma de negación. Es la contestación que esperaba. Aunque para mi sorpresa, sigue hablando:

—Nos encontrarán. No se puede huir de "nosotros" —recalca esa palabra, refiriéndose a los narcotraficantes—, solo les provocaría más, y haría que fueran a por ellos con más razón. Al final la única solución posible sería que me tengan a mí. A ellos les dejarían en paz...

Me quedo callado sin saber qué decir. A pesar de la conversación que hemos tenido yo sigo preguntándome por qué van a por ella. Supongo que en este mundo es normal tener enemigos y que quieran ir a por ti, sobre todo si trabajas mejor que ellos y les acabas quitando clientes. Pero algo me dice que hay algo más, el dinero no es el principal motivo de esta enemistad.

Sigue jugando con sus manos mientras suspira una y otra vez. Jamás imaginé que tras esa coraza de seguridad podría haber un mundo tan desordenado y lleno de problemas. Nunca pensé que la chica de pelo casi pelirrojo que iba siempre con moño y ropa de deporte, cuyo sonido traspasaba los cascos, podía estar metida en un infierno tan oscuro. Y es curioso, porque se cree que el infierno tiene mucha luz, precisamente por el fuego que constantemente puede quemar cosas. Pero no es así, ese lugar es oscuro y frío, está lleno de malos pensamientos, de laberintos, de estrés y agobio.

—¿Por qué te buscan?

La voz sale de mí sin yo siquiera darme cuenta. Es una pregunta que me llevo haciendo desde que me trajeron aquí pensando que era un enemigo. Si ella le da tanta importancia a esos rivales, y les tiene, en cierto modo, tanto miedo, es porque sabe que realmente la buscan por algo gordo.

Luna antes ha dicho que la quieren a ella. Eso es porque es ella la que ha hecho algo.

Justo cuando pensaba que ya no me iba a responder, lo hace:

—Desde que entré en esto me arrepiento de muchas cosas que he hecho. He llegado a traspasar muchos límites Xavier, y eso tiene sus consecuencias.

La respuesta que me da no me sirve, es muy abstracta y simple.

—¿Qué has hecho?

Intento parecer seguro, pero ahora mismo tengo todo el cuerpo temblando, ha estado muy relajada estos últimos minutos. Pero en cualquier momento puede volver a enfadarse e ir a por mi.

Aunque, afortunadamente, no es el caso. 

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now