26: No lo dice

19 7 9
                                    

—¡Que vayas a sacarle información! —es Luna la que grita a todo pulmón, siempre he imaginado su voz suave y débil, pero ahora mismo es todo lo contrario, su tono de voz impone y da miedo—. ¡Como si le matas! ¡Me da igual ese chico! ¡Pero dime para quién trabaja!

Hablan de mí, y no es difícil de adivinar.

—¡No me lo dice!

Esta vez el grito viene de Cleo, y me sorprende la rotundidad con la que lo ha dicho. Hoy estoy descubriendo a una chica que jamás había visto. La he visto alegre, incluso triste, pero jamás tan enfadada.

—Cleo —Luna deja de gritar y suaviza su voz—: o averiguas para quién trabaja, o ya sabes las consecuencias.

Todo el cuerpo se me congela de golpe al escuchar su última frase. Le ha amenazado, y ante eso ya no se escuchan más voces, solo unos pasos apresurados.

Sigo reteniendo el aire que antes he cogido y lo suelto de golpe al comprender por fin de lo que puede estar hablando. ¿La matará? Si yo no digo un nombre, ¿qué será de Cleo? Pero, ¿y si lo digo? ¿qué sería de mí?

Hace tres días asumí que cuando consigan lo que quieren, me matarán. Pero creo que solo lo llegué a pensar, que sigo sin ser consciente de que estoy secuestrado por culpa de Luna, y que cuando vean que no soy útil me van a matar. ¿Lo hará ella? ¿O mandará a Cleo?

A decir verdad, me lo esperaría de cualquiera de las dos, aunque sigo teniendo fe en que Cleo es buena.

Sé que no debería confiar en ella, sabiendo que en Luna confiaba y me acabó traicionando también. Pero he aprendido que nadie es culpable hasta que se demuestra lo contrario. Claro está, siempre poniéndome a mí por delante. Es decir, confío en que ella no lo haría, pero no me dejaría a mí por confiar en ella.

Cuando vuelvo la vista atrás no entiendo mi mente del pasado. El Xavier de hace unos días, ¿qué pensaba? Creía haberme enamorado de una chica a la que siquiera había escuchado hablar, pero eso no es lo peor. Caí hondo cuando quise seguirla.

Porque: ¿qué pretendí con eso? Supongo que destaparla de una vez por todas. Pero es que estaba claro que nada saldría bien. Ella es una narcotraficante de las gordas, tiene un montón de gente trabajando para ella, y yo pretendía ir a por ella solo. Y simplemente para sacarla de este mundo tan oscuro. Cuando está más que claro que ella no ha querido salir.

Ha conseguido darse por muerta frente a miles de personas, ¿por qué no hacerlo para cambiar de vida? Porque no quiere.

Despierto al escuchar la puerta abrirse y gruño por lo adormecido que tengo todo el cuerpo. No me están desatando ni para ir al baño, solo me dan un objeto raro y asqueroso para poder hacer cosas. Odio estar en esta situación, por más que intento luchar interiormente, quiero que ya acabe.

Cleo dice algo que me da esperanza:

—Se te acabó la comida hasta que no digas la verdad —tiene el ojo derecho morado y un poco más hinchado de lo normal.

—¿Ha sido Luna? —me mira sin entenderme y yo señalo su ojo con la cabeza.

—Dime ya quién te ha mandado.

Contesta con voz grave de nuevo, pasando de mi pregunta. La he puesto nerviosa.

Pero de mí no se va lo que ella me ha dicho: se ha acabado la comida. Eso solo me afirma que me van a dejar morir, aunque no de esa manera, puesto que una persona puede estar unos pocos meses sin comer hasta finalmente morir. Aunque quedarse sin beber ya es completamente distinto.

Y si voy a morir de todas formas, ¿qué más da ayudarles o no? Lucharé hasta el último momento, pero por mí, y por hacer que ellos se pudran en el infierno.

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now