24: Manzana y limón

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—¿Luna? —toso a conciencia para que la voz me salga con más ligereza y que no se note mi nerviosismo—, ¿eres tú?

Me sobresalto al ver que ahora todo lo que me rodea es oscuridad, pero me siento inutil al darme cuenta de que tengo los ojos cerrados. Despego los párpados con pesadez, como si solo hubiera dormido cinco minutos. En cambio, la luz que no entra por la ventana me indica que eso no ha sido así, ya es de noche, he debido dormir bastantes horas.

De repente todo viene a mi mente. Recuerdo que yo estaba tirado en el suelo y una mujer había entrado en la habitación. Seguidamente vi unas manos frente a mis ojos, eran finas y tenía las uñas muy largas, demasiado para mi gusto. Después me puso un paño en la boca y ya todo se oscureció.

Ahora estoy derecho, de nuevo mirando hacia la puerta y con la habitación casi en completa oscuridad por la poca luz de la noche.
Esas manos no eran de Luna, ella no tiene las uñas tan largas, pero su perfume me era familiar. Olía como a una mezcla de manzana y limón, era un olor demasiado desagradable, de estos que entran en tus fosas nasales y no consigues olvidar durante todo el día. Y lo peor es que ese aroma se ha quedado impregnado en la habitación.

En el momento en que unos pequeños rayos de sol empiezan a entrar por la rendija de la ventana, la puerta se abre y tal y como pasa siempre solo se ve una figura negra. Pero esta vez no es la del hombre, esta silueta es más delgada. Sus piernas son largas y flacas y sus pechos se marcan por la ropa ajustada que lleva. Sin que haya luz y siga sin avanzar sé perfectamente quién es. Reconocería ese cuerpo hasta bajo el agua sucia. Por mucho tiempo que haya pasado, sé que es ella hasta con los ojos cerrados.

Da un paso al frente y mis sospechas se confirman. Cierra la puerta tras de sí y me tira una bandeja al suelo con comida. Seguidamente se acerca a desatar mis manos y eso hace que la otra noche vuelva a mi mente de nuevo.

HACE TRES AÑOS
Suspiro con pesadez al ver a Cleo entrar por la puerta de la discoteca. En estos casi doce meses que han pasado no ha cambiado nada, sigue igual de sexy y preciosa como siempre.

Intento esconderme entre la gente, pero es demasiado tarde, porque su mirada se posa en mí. Hago un pequeño movimiento de cabeza a modo de saludo y vuelvo la vista a mi copa, intentando que este momento no sea tan tenso. Pero a los segundos la tengo a mi lado.

—Cuánto tiempo Xavi —su voz suena sincera y apenada.

En cuanto me enteré de que todo era una mentira decidí alejarme de ella, más bien para poder olvidarla con mayor facilidad. Aunque Cleo me habló en varias ocasiones pidiéndome perdón por lo que había hecho. Se sentía mal y entendía que no había sido buena idea. Pero nunca la contesté, preferí dejarlo pasar.

Y ahora la tengo de nuevo a mi lado, otra vez con unas cuantas copas de más, y solo en la barra porque los amigos con los que venían han decidido explorar e irse juntos por ahí. Qué irónica es la vida dios mio.

Reímos recordando viejos tiempos. Al final he decidido pasar página y hablar con ella, teníamos mucho que comentar, y siendo sincero, la echaba de menos como amiga.

—¿Me acompañas a casa? —al escuchar su pregunta miro la hora y descubro que son casi las cinco de la mañana.

Lo que quiere decir que llevamos aquí sentados poco más de tres horas.

—No queremos arriesgarnos a que pase lo que la otra vez —mis pensamientos salen de su escondite.

Cleo se acerca aún más a mí y tras situar sus labios en mi oreja un escalofrío recorre todo mi cuerpo.

—O sí —susurra con voz entrecortada, y antes de separarse deja un suave beso en el lóbulo.

Entramos a su casa, no he podido resistirme ante ella. Quizá está menos olvidada de lo que yo pensaba.

Después de cerrar la puerta me quita la corbata que llevo puesta y lleva mis manos a mi espalda. Las coge con fuerza y besa mi cuello, intercalando mordiscos y caricias. Me zafo de su agarre y agarro su cabeza por ambos lados mientras la voy quitando la ropa con mi boca.

Cleo intenta ayudarme pero sus gestos son torpes, por lo que al final desiste y deja que sea yo el que bese cada parte de su cuerpo. Cuando he terminado de desnudarla y voy a besar sus pechos me vuelve a agarrar de las muñecas y con un rápido movimiento de manos me las ata tras la espalda.

—Déjate llevar —su susurro es débil y sexy, lo que provoca en mí otro escalofrío, y con ellos consigue que sea su sumiso.

EN LA ACTUALIDAD
Recordar ese momento hace que me vuelva vulnerable y una parte de mi cuerpo se levante levemente. Cleo se separa de mi espalda y me da la bandeja, que pongo encima de mis piernas para que no se de cuenta de lo que ha provocado en mí.

Porque esto no tendría que haber pasado. No debería haberme excitado al verla, debería haberle hecho un montón de preguntas.

—¿Qué haces aquí? —empiezo con la más importante.

Pero tal y como se espera, no contesta, solo ríe.

—Ay Xavi, Xavi —repite mi nombre con vehemencia—, ¿sabes por qué estoy aquí?

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¿PERO QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ? 😱😱😱

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now