8: Clara y Luna

34 10 8
                                    

¡HOLA ALMITAAS! 💖
Antes de empezar el capítulo quería daros las gracias por el apoyo, y animaros a que comentéis si os gusta y votéis. ¡No olvidéis compartir la historia con otros!
Espero que disfrutéis 💖

****

Un día más es uno menos. Habrá personas que piensen que es un día más para sonreír, vivir y disfrutar de la vida, otras que piensen que es uno menos para terminar ya con todo. Como otras muchas cosas, como ver el vaso medio lleno o medio vacío, depende del punto de vista, de la positividad y la negatividad. Desde que me enteré de lo de Luna no sé cómo sentirme. Juro que intento ver el lado bueno, pero no existe. Se fue sin que ni siquiera habláramos una sola palabra, sin que supiera lo que sentía por ella.

 
Ojalá pudiera volver atrás, volver a esos días en los que compartía trayecto con ella, pero esta vez hablar, presentarme, y conocerla mejor. Aunque lo pienso bien y no se si eso me haría bien, o todo lo contrario. Porque ahora que sé la nube negra que la rodeaba, no me hubiese gustado traspasarla y ser parte de ese cielo tan negro en el que estaba envuelta.

 
Sin embargo, cada vez que su sonrisa viene a mi cabeza o cuando la veo en sueños y me da la mano, un hilo de electricidad recorre todo mi cuerpo, haciendo que el corazón me vaya a mil. Y es que, cuando anoche me escribió Clara, una descarga de positividad me cargó por completo.

 
—Buenos días —me contesta amablemente, pero sin mostrar una sola pizca de alegría.

 
—Hola Clara.

 
Mi respuesta es en el mismo tono que ella, no entiendo porqué me pidió volver a encontrarnos en el tren, pero si es para hablarme de ella, yo encantado.

 
—Quiero que me cuentes cómo conociste a mi hermana.

 
Me observa con atención mientras los ojos se le empequeñecen, cada vez que me mira siento como si me estuviera analizando o intentando leer el pensamiento. Su mirada es fuerte y penetrante, asusta.

 
—Verás... —intento pensar rápido para inventarme algo—. En este mismo tren —es lo primero que viene a mi mente, la verdad, aunque no la puedo contar tal cual—, nos encontrábamos todos los días a la misma hora, y un día empezamos a hablar y a hacernos amigos.

 
Asiente, como si una bombilla se hubiese alumbrado encima de su cabeza. Me mira con una pizca de pena y esta vez medio sonríe.

 
—Así que por eso no sabías nada... —vuelve a mover la cabeza de arriba a abajo—, ¿cómo te enamoras de alguien que apenas conoces?

 
Su pregunta hace que me salga un suspiro casi inesperado. No es la primera vez que esta pregunta me aborda, y estoy cansado de tener que escucharla.

 
—Confío en el amor a primera vista, y fue lo que sentí desde el primer momento en el que la vi. Sus ojos llamaron mi atención en cuanto pisó el tren, y los míos la buscaban constantemente, como si necesitara de ella para poder seguir respirando —veo como mueve sus pupilas en círculo y la ira incrementa dentro de mí—, si has venido para reírte de mi y mis sentimientos puedes ir por donde has venido. No tengo que darte explicaciones de lo que siento por Luna.

 
Me levanto dispuesto a irme, pero su pequeña mano agarra mi brazo con fuerza.

 
—Estábamos muy unidas —empieza a hablar con un tono de voz más grave de lo normal y vuelvo a sentarme en el lugar de antes—, desde pequeñas hemos sido uña y carne, era mi hermanita pequeña, aunque no nos llevamos mucho tiempo. La gente nos regalaba la misma ropa para ir conjuntadas, y a nosotras nos encantaba. Cada vez que alguien nos decía lo mucho que nos parecíamos, nosotras saltábamos de alegría. Nos encantaba ser tan iguales, y eso nos unía  aún más de lo que ya estábamos —sus ojos empiezan a humedecerse, amenazando con estallar en lágrimas si sigue hablando. Pero lo hace igualmente—. En carnaval y Halloween usábamos disfraces de parejas, para poder conjuntarlos la una con la otra. Hasta compartimos amistades.

 
Escucho con atención su monólogo, todos los verbos en pasado hacen que un nudo enorme se instale en mi garganta, mientras espero que cuente el momento en el que todo eso se torció y se separaron. Pero sin comprender cómo dos personas que están tan unidas pueden llegar a separarse de tal manera.

 
—Dicen que no todo es de color de rosa, yo nunca creí en esa afirmación, hasta que finalmente pasó. Nuestro cuento de hadas se convirtió en una pesadilla. Luna se enamoró del mismo chico del que yo lo estaba desde antes, al principio no nos importó, ella decidió que le olvidaría, puesto que él me eligió a mi. Pero todo eso empeoró cuando mi novio empezó a jugar con nosotras y salía con ambas a la vez. Cuando nos enteramos fue historia para nosotras, pero lo que también hizo historia fuimos nosotras. Se desató una guerra, olvidando por completo toda esa complicidad que antes destacaba entre nosotras —hace una pausa y evita mi mirada, girando la vista hacia sus pies—. Nuestros padres hicieron todo por volver a juntarnos y que pudiésemos por lo menos mirarnos a la cara, incluso nos llevaron a terapia. Pero, al contrario de lo que todo el mundo pensaba, no era una pelea de niñas. La relación entre nosotras se enfrió tanto que acabó congelándose, convirtiéndose en un cubito de hielo imposible de deshacerse.

 
Veo cómo se seca una lágrima con rapidez, haciendo lo posible por que no la vea, aunque no lo ha conseguido. Hago el amago de levantarme para sentarme a su lado y consolarla, pero vuelvo a mi asiento al ser consciente de que no la conozco de nada, y lo más seguro prefiera seguir luchando sola contra esas gotas saladas.

 
—Pensaba que con los años la cosa iría a mejor, pero pasó todo lo contrario. Cuando todo salió a la luz fue cuando realmente estalló la guerra, y no se parecía en nada al pasado del que ya veníamos, era muchísimo peor.

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now