11: Caricias

24 9 7
                                    

Noto un picor en el brazo y alargo el otro para rascarme. Cuando por fin vuelve a la normalidad bajo los brazos y sigo haciendo la comida con tranquilidad. Pero la misma sensación de antes se repite, algo recorre mi piel, haciéndome cosquillas y pinchándome a la vez. Esta vez observo esa parte del cuerpo y no veo nada fuera de lo normal. Vuelvo a la tarea con la que estaba intentando obviar esa sensación.

Pero a los pocos minutos vuelvo a notar lo mismo, esta vez con más intensidad. Al volver a llevar el brazo contrario para intentar averiguar qué es noto algo suave. El cuerpo se me paraliza y soy incapaz de mover un solo músculo. Empiezo a notar una respiración en mi nuca y noto un escalofrío que empieza en el lóbulo y recorre todo mi cuerpo hasta terminar en los tobillos.

Cojo todo el aire que puedo y con inseguridad y pavor me giro. Lo que descubro tras de mí convierte todo mi cuerpo en gelatina, haciendo que las piernas tiemblen y me sostenga con gran dificultad. Me agarro a la encimera con fuerza, pero los dedos se vuelven frágiles e incapaces de ponerse rígidos ante el mármol.

Vuelvo la vista, con la esperanza de que me lo esté imaginando y no tenga a esta persona frente a mí, porque significaría que ella sigue a mi lado, y que nada de lo que pensaba ha pasado.

Alargo mi pálida mano hacia su rojizo pelo, queriendo tenerlo entre mis dedos. Sentir esa sensación de tener algo tan suave entre los cinco dedos. Pero un movimiento brusco hace que su pelo se aleje de mí. Ella da un paso hacia atrás y mis manos frías anhelan tener ese contacto con ella.

Esta vez es ella la que alarga su mano, algo más bronceada que la mía y con las uñas pintadas de color blanco, haciendo que su piel se vea un poco más oscura. Sus delgados dedos se acercan a los míos y veo cómo con cada milímetro que se acerca a mí, sus manos se vuelven más temblorosas. Observo sus movimientos mientras pequeñas lágrimas van cayendo, acabando en mi cuello y formando ahí un pequeño lago.

Noto un aire frío en mi mano derecha y al volver la mirada veo cómo nuestras manos están a solo un milímetro, un movimiento más y estarán unidas. El momento que tanto han deseado se cumplirá. La mano de Luna acaricia la mía con suavidad, mientras una sonrisa se dibuja en nuestros rostros.

Doy un paso al frente, en busca de otra caricia distinta y que no sean solo nuestros dedos los que se junten. Pero toda la adrenalina se va de golpe cuando ella se aleja, soltando así el vínculo que nos unía.

—No te vayas... —mi tono de voz es calmado, a la vez que desesperado—, te necesito a mi lado.

Noto cómo las palabras salen de dentro de mi corazón y suben poco a poco hasta salir por mi boca. Al igual que me percato de que eso a ella no le llega ahí, es como si las palabras se quedasen a mitad del camino. Como si al salir por mi cuerdas vocales volasen y en el aire se convirtieran en ceniza, impidiendo que lleguen a su destino, su corazón.

Vuelve a alejarse de mí, esta vez con sus pequeños ojos humedecidos y con el cuerpo inmóvil. Sus movimientos son rígidos, como si fuera una máquina la que los llevara a cabo. Un susurro consigue llegar hacia mi. Algo casi inaudible llega a mis oídos y se adentra con fuerza, como si esas palabras estuvieran llenas de espinas. Y tras decir esas dos palabras su cuerpo empieza a empequeñecer y poco a poco se va convirtiendo en cenizas. Quedando solo ese puñal que me ha lanzado antes de irse, esas dos palabras.

****

¡Ay! ¿Qué intriga noo? 🤭🤭🤭

¡Hasta el próximo capítulo!

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now