29: A pedazos

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NARRA MIA

Nada más abrir la puerta y sintiéndome por fin segura en mi hogar me tiro al suelo y todo el remolino que tenía en mi interior acaba estallando y saliendo hacia fuera en forma de llanto. Empiezo a llorar incontrolablemente y las lágrimas caen de golpe, juntándose todas en la comisura de mis labios y haciendo que tenga un sabor salado en la garganta, que acompaña al enorme nudo que se instaló hace unas horas.

Quiero golpear todo, quiero dar puñetazos y destrozar todo lo que se encuentre en mi camino, liberarme y dejar de sentirme tan mal. Y lo hago.

Me levanto de golpe y con la vista nublada por el agua empiezo a tirar todo lo que tengo a mi paso. Agarro entre mis manos el guardallaves en forma de gato y lo tiro con rabia hacia el suelo. Desde aquí me quedo observando cómo se hace pedazos, y un maullido hace que la rabia desaparezca.

Landa, mi gata, me observa desde la puerta del salón con la cabeza agachada y el cuerpo temblando.

—¡Joder! ¡Mierda! —es lo único que puedo decir.

Y cuando más lo necesito suena una llave tras de mí. En cuanto la persona entra yo me tiro a sus brazos y la abrazo con fuerza sorbiendo por la nariz.

—Mia... ¿Qué ha pasado? —la voz de Lara suena entrecortada, llena de preocupación.

Mis piernas ceden ante el cansancio y la desesperación y nuevamente acabo tirada en el suelo y llorando con desesperación, haciendo que lo que queda del organizador de llaves se me clave en las piernas.

—Muchas veces ha querido saber nuestra historia —susurro acostada sobre las piernas de mi novia.


Hace un rato he conseguido calmarme, y tras curarme los arañazos que antes me hice, Lara y yo vinimos al salón a hablar sobre lo que había pasado. Ella está sentada en el sofá, y yo estoy acostada con la cabeza apoyada en sus piernas, me encanta estar así con ella.

—Mejor que no la sepa —ambas reímos ante su aportación, pero una pequeña lágrima vuelve a salir de mis ojos.

—Se lo debería haber contado... —suelto todo el aire de golpe—, se piensa que nuestra relación es perfecta, que nunca hemos tenido ningún problema y que nos enamoramos a primera vista. Siempre que hemos hablado me ha dicho lo mismo: «admiro vuestra relación». Si tal vez le hubiera dicho la verdad...

—Mia —no me deja terminar de hablar—, por favor no te culpes más, si le hubieses dicho la verdad a lo mejor hubiese pasado lo mismo. Puede que no tenga nada que ver con esa chica de la que se enamoró. Igual incluso haya decidido irse por su cuenta y desaparecer por un tiempo.

Muevo la cabeza en signo de negación una y otra vez.

—Es imposible —declaro—: Xavier nunca haría eso, no nos preocuparía de esta manera, habría avisado.

Me acaricia el pelo con delicadeza y no contesta ante lo último que he dicho, ojalá tengamos pronto las respuestas. Porque esto me está rompiendo por dentro...

—Xavier es fuerte.

Susurro más para convencerme a mí que para informarla a ella. Porque es lo único que me queda, pensar que él puede con lo que le esté pasando, que si está en peligro podrá salir. Y si se ha ido sabrá volver.

Solo me queda confiar en que todo irá bien...

Y es la peor sensación del mundo, saber que no puedes hacer nada, solo esperar, tener fe y esperar a que el destino haga de las suyas y se ponga de tu parte. Ayudando a los tuyos, ayudándote a ti.

Por favor, ayuda a Xavier...


NARRA XAVIER

Cleo se levanta y me mira con los ojos inyectados en sangre. La rabia la sigue consumiendo, porque no solo está llena de dolor, también tiene mucha ira contenida dentro de su pequeño cuerpo.

—Es mala —aprieta la mano derecha con fuerza al recordar a Luna—, por su culpa estoy metida en esta mierda. Por su maldita inconsciencia estoy aquí contigo. Todo ella, ¡Luna! ¡Luna! ¡y siempre Luna! —grita mirando hacia la puerta, no sé si con la intención de que la nombrada se entere de esta conversación—. ¡Yo solo era su amiga! Pero entonces le tuvo que conocer a él. Llevo años enamorada de él, intentando decírselo, queriendo salir con él, pero conoció a Luna.

Sigue gritando y escupiendo todo con rabia mientras habla del mueble y su jefa.

Por lo visto, el hombre se llama Erik, aunque se seguirá llamando: Mueble, porque a decir verdad, no me importa un comino su verdadero nombre. 

Pero a lo que iba, él y Cleo estaban tonteando, bueno, algo más que tonteando. Se enrollaban de vez en cuando.

El enfado tan grande de ella viene a que ella les presentó, sabía que Luna estaba metida en este mundo, pero jamás pensó que Mueble se iba a interesar por ella y acabaría trabajando para ella. De hecho, todo esto pasó cuando Cleo estaba decidida a contarle sus sentimientos a él.

En cuanto él entró a trabajar con Luna, Cleo fue detrás, cegada por el amor y sin ser consciente de que él ya estaba cegado por otra.

Hasta que Luna y Mueble empezaron a salir juntos. Eso nos lleva a...

—¡Desgraciada! —los gritos de ella siguen llenando toda la habitación, alumbrando toda la oscuridad que nos rodea, pero lo que dice antes de irse congela todo el ambiente por completo. 

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now