27: Víbora

16 7 8
                                    

—¿Por qué dejas que te manipule así? —la miro a los ojos y los veo pequeños y sin vida, tristes.

Ante su falta de respuesta sigo pensando algo más que decirla y que no le haga más daño, pero poco hay. Puesto que esto no es una situación para tirar cohetes.

—Cleo, vete, huye de ella. Date por muerta como Luna ha hecho.

—No entiendes nada —aprieta los dientes con fuerza y sus mejillas empiezan a enrojecer lentamente.

—No —contesto con rotundidad—, claro que no lo entiendo Cleo. Yo no soy un narcotraficante, ni torturo a la gente, ¡ni mato! —empiezo a levantar la voz sorprendiéndola—. Pues no. No os entiendo. Porque yo no disfruto jodiendo a...

No me da tiempo a terminar la frase, porque antes de hacerlo una mano da en mi mejilla. Más concretamente: Cleo me da una bofetada con gran fuerza y con la palma bien abierta.

Río ante su reacción desesperada.

—Vaya... Te creía más inteligente que esto.

Eso termina de cabrearla del todo, porque su ojo izquierdo empieza a parpadear a gran velocidad, de forma inconsciente.

—¡No tienes ni idea de nada de lo que pasa! ¡Eres un mimado de mierda que se cree mejor que los demás porque ha tenido una buena vida!

Niego lo que está diciendo, no tiene ni idea de cómo ha sido mi vida, porque nunca se lo he contado. Jamás le he mencionado que mi padre es un borracho que me abandonó, ni que mi madre le eligió a él antes que a mí.

Pero no le puedo culpar por decirme eso, todos criticamos sin conocer, ella se habrá basado en mi apariencia. Y suelo ir siempre bien arreglado.

—¡Vives en un mundo de fantasía! —sigue gritando y diciendo cosas que ya no logro entender, porque su voz empieza a sonar cada vez más bajo, como si se estuviera alejando, pero sin hacerlo.

Cuando se acerca a mí para gritar más cosas con rabia puedo descubrir una pequeña pizca de agua salada en sus ojos. La tristeza que hace unos años le invadía la mirada sigue presente. Sus ojos siguen inmersos en nubes oscuras y llenas de tormenta.

—Es que no entiendes nada... —finalmente deja que el huracán de sentimientos la invada y termina llorando—, él le ha elegido a ella. Todo el mundo la prefiere a ella antes que a mí —sorbe por la nariz con fuerza y me muerdo el labio destrozado, nunca he soportado ver a nadie llorar—. Ella se ha llevado a todo el mundo y me ha dejado siempre sola, todos acaban dejándome a mí para irse con ella.

Quiero intervenir pero su estado hace que no pueda decir nada. Suelta todas las palabras con gran rapidez mientras se seca las lágrimas que caen una y otra vez con gran rabia. La vena del cuello empieza a hincharse de nuevo, mezclándose el enfado con la tristeza. Pero su respiración sigue siendo acelerada y desacompasada, a punto de convertirse en un ataque de ansiedad.

—¡Yo le conocí antes que ella! ¡Iba a ser mi novio! Pero no... Como no, tuvo que llevárselo ella, como lleva años haciendo.

—¿De quién hablas? —la voz me sale en un leve susurro.

Cleo ladea la cabeza hacia la derecha y me mira entre lágrimas, debatiéndose entre contármelo o no.

—Luna...

La respiración se me corta y me muerdo el labio con gran fuerza. ¿Qué tiene que ver ella en todo esto? ¿Por qué está siempre metida en todo?

No tengo ocasión de hacerle más preguntas, porque cuando su nombre ha salido de su boca la respiración le ha empezado a ir muchísimo más rápido, al límite de casi no poder llegar a soltar el aire. El pecho se infla con gran intensidad, pero el aire que entra no sale, solo caen cientos de gotas.

—Por favor, suéltame, te ayudaré.

Se tira al suelo de golpe y niega una y otra vez a gran velocidad, no me imagino la de truenos que debe haber ahora mismo en su interior, ni la ansiedad que tiene que estar sintiendo de no poder parar esas lágrimas ni esos sentimientos que no dejan de brotar.

—Suéltame los brazos.

Se pone de rodillas y con la vista perdida se acerca a mis manos para desatarlas con gran lentitud. Es como si ella no fuera consciente de lo que está haciendo, como si la que me está desatando fuera una máquina que sigue órdenes. Pero que no para de llorar y de hiperventilar.

Cuando ha terminado de desatarme escucho que vuelve a sorber por la nariz y su llanto vuelve a ser fuerte de nuevo, con el poco movimiento que tengo la agarro y consigo atraerla hacia mí, para seguidamente abrazarla.

Su cabeza se posiciona en mis piernas y yo al acaricio con delicadeza mientras su respiración va calmándose poco a poco.

Hay gente que ha hecho cosas muy malas, y que puede que nunca salgan a la luz, pero al fin y al cabo son personas. He conocido el lado bueno de Cleo, el lado destrozado, y sé que vive con una enorme tormenta en su interior, y que hace todo esto por culpa de esa lluvia que no deja de caer dentro de ella. Pero no puedo ver cómo no deja de llorar y se está destrozando por cosas del pasado y no intentar calmarla. Todos somos humanos, y ella al fin y al cabo lo es.

—Luna es una víbora —murmura ya más calmada.

—Desahógate —paso la mano sobre su pelo negro y rizado.

Coge aire con fuerza y decide hablar. 


****

¡Qué interesante se pone esto! 

¡Ay que se acerca el fin dios mío!

¿Te está gustando? No olvides comentar, que eso me llena de alegría 🥰🥰

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now