12: Hermanita

21 9 12
                                    

Las únicas dos palabras que he escuchado de ella: lo siento.

Abro los ojos al sentir un dolor en la parte superior de la cabeza y me llevo la mano hacia ella inquieto. Pero al levantar el brazo noto una sensación extraña, como un pequeño calambre que empieza en la muñeca y termina en la yema de los dedos.

Miro hacia mi alrededor subiendo las piernas en la silla y convirtiéndome en una pequeña bola, abrazando todo mi cuerpo. Desde aquí veo la cacerola con la comida en su interior, aún saliendo un poco de humo, indicando que no hace mucho ha salido del fuego. Yo me encuentro en la mesa, hecho un ovillo en la silla de al lado de la encimera. ¿Lo he soñado? O ¿realmente era ella?

Miro por toda la estancia pero todo está en su sitio, solo ha sido un sueño... porque... ¿lo ha sido verdad?

Cuando una melena de color negro se sienta en frente mío levanto la cabeza, conozco ese repiqueteo de pies, esas manos tan nerviosas y pálidas. Sé a quién pertenecen esos pasos tan nerviosos.

—¿Está viva? —las palabras salen de ella con gran dificultad, mientras que no puede evitar romper a llorar, haciendo que todo su cuerpo tiemble.

Observo a Clara con todo mi cuerpo ardiendo por dentro y no puedo evitar que un nudo se instale en mi garganta, haciendo de muro frente a mis palabras. Sin pensarlo dos veces me levanto y la acurruco entre mis brazos. No solo ella necesita un abrazo...

Hay veces que te sientes tan roto por dentro que no ves salida, no piensas en que realmente todo vaya a pasar y salga bien. Y es en ese momento en el que necesitas unos brazos que te reconforten, y aunque no puedan decirte que todo saldrá bien, que te acurruquen y hagan que te sientas un poco mejor.

—No lo sé —consigo decir finalmente. Al escuchar mi voz es como si algo dentro de ella hubiera reaccionado, porque se separa de mí con brusquedad y sus ojos llenos de pequeños hilos rojos me observan.

—Llevo años echándola de menos, queriendo contactar con ella, intentando que salga de ese mundo, ofreciéndole ayuda. Es mi hermana Xavier, es mi niña pequeña, mi alma gemela, mi mayor apoyo. Lo ha sido durante prácticamente toda mi vida. Todo eso no se puede esfumar por su trabajo. El sentimiento hacia una hermana es algo que siempre está, es un hilo que os une con gran fuerza, que nunca se va a romper, porque siempre tendrá esa unión, ese pequeño resquicio de tela —deja de mirarme para observar el paisaje, aunque las lágrimas poco la dejan ver—. Por mucho mal que haya hecho es mi hermana, y la amo de la misma manera. Ha hecho todo mal, pero es ella. Es la niña a la que vi con tan solo días de vida, a la que enseñé a contar, con la que aprendí a compartir mis cosas. Es la chica a la que sequé las lágrimas de su primer desengaño amoroso, a la que abracé cuando nadie más lo hizo, con la que fui a los primeros conciertos, a la feria, con la que he compartido cientos de algodones de azúcar. Es ella, mi hermanita, esa niña tan indefensa que se convirtió en alguien fuerte e independiente.

>>Ese amor que siento por ella no se irá nunca. No se fue cuando supe que vendía droga, ni cuando me enteré del resto de cosas que hacía. Y luego llegó esa llamada, esa voz desconocida que me comunicaba que mi hermanita de trenzas pelirrojas ya no estaba más. Que no habrían más noches hablando en la oscuridad contando nuestro día.

Habla a gran velocidad, escupiendo una palabra detrás de otra. Y en su voz noto el dolor, a mí me llegan esas espinas que ella intenta sacar de dentro suyo.

—Se fue, sin siquiera arreglar las cosas conmigo, sin poderla decir lo mucho que la quiero, sin darme la oportunidad de arreglar las cosas. El universo nos separó para siempre. Y después vinieron los comentarios de nuestro alrededor, los: "ay que pena que fuera tu hermana e hiciera eso", "siento que ella hiciera eso". Y cientos de comentarios así. Asumí que nunca más la abrazaría, ni podría contarle que tengo un novio nuevo y que me quiere mucho. Tenía tantas cosas para decirla... —se lleva las manos a los ojos con rabia y se vuelve a girar hacia mi—. ¡Y ahora esta maldita noticia! ¡Ahora dicen que puede que no esté muerta!

Empieza a respirar cada vez más rápido, soltando más aire del que coge, haciendo que su pecho se infle a gran velocidad. Agarro sus manos tembloroso y casi en el mismo estado que ella, intentando tranquilizarla. Le está dando un ataque de ansiedad, y mi salud no es muy distinta de la suya. Pero poco logro hacer, sus ojos llenos de furia y dolor me observan con gran atención, mientras sus manos no dejan de temblar. Y vuelve a hablar. 

****

¿Qué os está pareciendo la historia de Luna? 

¡¡Os leo!! 💖

Luna en el infierno (Completa)Where stories live. Discover now