Análisis grafológicos de personajes históricos (I)

**Michael Jackson**

En la primera muestra, con apenas 26 años y a juzgar por la fecha que figura en la fotografía, el Rey del Pop se presentaba como un joven prometedor que, sin embargo, se anulaba a sí mismo incomprensiblemente (primer monte de la "M" mucho menor que el segundo). Da la sensación de que quería elevar su autoestima gracias al impulso externo que procedía de los demás.

La letra en sí es clara y armoniosa. La guirnalda de la "n" le confería un carácter sociable, y ese punto de la "i" tan elevadísimo  ya nos estaba avisando de lo alto que deseaba volar. Pero sus sueños estaban bien conectados con el mundo real. 

El pie de la "J" es lo suficientemente grande como para darnos cuenta de la enorme importancia que para él tenía convertirse en una verdadera estrella. En la consecución de sus planes puso muchísimo más que el corazón (formación de una cruz en la unión de la "M" con la "i"). Tuvo que dedicar años y años de ensayos para personalizar sus pasos de baile hasta el punto de convertirse en eso: en una auténtica cruz.

Y es bien sabido que sus relaciones paternas no fueron buenas y dejó bastante claro que por un lado existía él, Michael, al que protegía de los peligros con esa "l" final bucleada ampulosamente hacia sí mismo. Los demás figuraban en segundo plano.

Con el apellido paterno no sucede lo mismo porque para empezar, el punto de la "J" está adosado a la letra; su familia veía con ojos dudosos ese arte suyo que jamás había sido descubierto anteriormente por nadie. Internamente Michael, se sintió manipulado.

En la segunda figura todo había cambiado mucho, muchísimo... El Rey del Pop había modificado la posición de su letra, la fisionomía del rostro y hasta su manera de presentarse en público.

Hay claridad escritural en lo que al texto se refiere, pero en su firma se operó toda una revolución. En estos momentos, sabía que era una estrella de los escenarios (dibujo de una estrella al final del autógrafo) pero en el fondo continuaba escondiéndose de los demás por temor a no ser comprendido, mas como si se hubiese encendido una mecha, la bomba estaba a punto de estallar. Quiso explicarse artísticamente ante ellos pues si había algo que le sobraba eran ideas.

Y siguió apuntando alto, ya no desde lo onírico. Le apeteció sobremanera disfrutar de las merecidas mieles del éxito. Aunque su entorno más cercano puso su buen hacer en duda, ahora pudo demostrar lo equivocados que estaban.

Tercera firma; punto culminante de su carrera. La estrella ahora se evidencia más que antes y ya no necesitaba esmerarse ante los fans para hacer entender su escritura (rasgos vagos y menos presionados que en su propia firma).

La nebulosa rubrica de antaño se había convertido en una gigantesca "J" que abarca prácticamente todo el espacio escrito. Había madurado con respecto a sus diferencias familiares, o eso era lo que él creía. Ocupando la zona inferior del papel de la manera que lo hacía, comprobó en sus propias carnes el inmenso poder que los beneficios materiales operan sobre los individuos. Sin embargo, hubo algo de insincero en su interior que le llevó a empastar la presión de la letra "k". Por alguna razón, no se sintió muy limpio consigo mismo.

Ya no existen puntuaciones de ningún tipo. Los sueños se habían hecho realidad y sólo tocaba chasquear los dedos para convertirse en el centro indiscutible de cualquier situación. Pero el destino, su karma o su codicia recién adquirida, le pasaron una factura harto desagradable.

La fotografía de su DNI, en verdad, habla por sí sola. De pronto, Michael dejó de gustarse a sí mismo y su firma mantenía en pie a la estrella que fue pero que perdía su brillo aceleradamente.

Hubo como un desesperado intento de aumentar la autoestima, elevando tímidamente el primer monte de la "M" y poniendo el apellido familiar muy cerca del nombre. Obviamente estaba tremendamente falto de afectos reales y sabía detectarlos desde la lejanía.

Del 29 de agosto de 1958 al 25 de junio de 2009