Como veréis existen demasiados peros acerca de la existencia de este afamado escritor.
Está claro que jugar al gato y al ratón le divertía en exceso. Sus conflictos filosóficos lo mantenían con un pie en Málaga y con otro en Malagón. Queda claro que el nombre propio fluctúa entre la grandeza exuberante de una mayúscula enorme y unas minúsculas casi ridículas.
En el apellido ya la cosa cambia. El tamaño toma un cuerpo central más adecuado y es que, de alguna manera, quiso hacer un tributo personal al padre biológico que le ayudó a encarnarse.
Acopló unos puntos innecesarios entre la letra "W". Al parecer, necesitó un estímulo proveniente de sí mismo para darse autoconfianza. El dilema fue ser o no ser, y él deseó ser.
¿Y qué me decís de la coquetísima "p" que prácticamente se come la zona inferior del papel? Se complacía con las virtudes y no virtudes del género femenino. Le resultaba un misterio de difícil solución.
De 1564 a 1616
YOU ARE READING
Análisis grafológicos de personajes históricos (I)
Non-Fiction¿Qué desvela nuestra firma y nuestra caligrafía de nuestra personalidad? Aquí averiguarás lo que supuso la existencia de celebridades, a través de sus autógrafos y escritos.