Su firma, sin rubricas rimbombantes salvo la que figura al final como queriendo cortar el vínculo real con la sociedad, no pretende esconder su personalidad de cara a su público, aunque sí denota una cierta nostalgia (tamaño discreto y más bien tirando a pequeño).
Y sí, para ella debió de ser durísimo tener que nacer en unos tiempos en los que figurar dentro del registro civil como «hija de padres desconocidos», hacía un daño social evidente.
Primero se encargó de ella una tía hasta que su auténtica madre la sacó a Santiago de Compostela, pero a pesar de que todos nosotros la conocemos como Rosalía de Castro, ella se consideraba Rosalía de Murguía por su esposo, quien dio una nueva identidad.
Siempre discreta y observante, no dejaba de meditar internamente todo lo que le rodeaba con sano escepticismo (tendencia a la letra decreciente).
Pero el hecho de que la inclinación se arrime a la zona derecha del papel, en realidad la convirtió en una valiente, tanto, que dejando que las ideas entrasen sin tapujos en su mente (óvalos abiertos por arriba) consiguió hacer del gallego una hermosa lengua reconocida mundialmente. Con ello consiguió vengarse de un sacerdote católico que jamás se hizo cargo de ella como hija biológica.
Del 23 de febrero de 1837 al 15 de julio de 1885
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Análisis grafológicos de personajes históricos (I)
Non-Fiction¿Qué desvela nuestra firma y nuestra caligrafía de nuestra personalidad? Aquí averiguarás lo que supuso la existencia de celebridades, a través de sus autógrafos y escritos.