¿Qué desvela nuestra firma y nuestra caligrafía de nuestra personalidad? Aquí averiguarás lo que supuso la existencia de celebridades, a través de sus autógrafos y escritos.
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Lewis Carroll fue un posible zurdo contrariado al que le costó sangre, sudor y lágrimas que la letra le entrase en el intelecto.
Si pudiésemos analizar los comentarios que él mismo hizo en público sobre su más famoso libro..., dejando caer que utilizó gran cantidad de información onírica para su consecución. Sus hemisferios cerebrales estaban ciertamente alterados y, de ahí, su tartamudez.
La letra es perfectamente clara y no da inicios de zurdera. Cabe resaltar, que se tomaba su tiempo para escribir y que no se daba ninguna prisa en hacerlo. Era concienzudo en todo lo que se aplicaba. Las matemáticas le sirvieron para ayudarse a guardar equilibrio personal entre las múltiples facetas que desempeñó.
De Lewis Carroll se ha dicho mucho, hasta de tener problemas de pederastia por fotografiar niñas. En principio, el tomar decisiones delicadas no era su fuerte y de hecho casi a punto de abrazar el sacerdocio, renunció a él por los pelos. La ingenuidad caligráfica de la carta apunta a problemas de la infancia que sí trataba de sortear.
