Capítulo 2.

990 71 20
                                    

Editado.

LARA.

Emma y yo estamos en Starbucks, mientras descansamos de tanto caminar por el centro comercial con nuestras bolsas. Tuvimos que rogarles a nuestros padres, —más a los míos—, para poder salir, al principio se negaron, pero luego me dijeron:

—Puedes ir, pero mañana, apenas llevamos un día aquí.

El resto del día de ayer ordené mí cuarto y como lo acordado, ahora estamos aquí tomando un poco del frappuccino que pedí y una ración de torta.

Veo como un par de chicas que caminan y se quedan mirando a mi prima, una de ellas es rubia, la otra es morena con el cabello liso. Las chicas se acercan y la rubia le toca el hombro a mi prima.

—Hola ¿cómo estás, Emma? —La rubia alarga un poco las palabras de una forma muy rara, mientras me examina de arriba abajo.

—Hola Aria —contesta Emma en tono seco.

—¿Y eso que estás aquí? no dijiste que ibas a salir de compras —dice la tal Aria con una sonrisa, la morena no dice nada, pero también está sonriendo.

la situación es extraña.

—Bueno, tampoco es que salga con ustedes de compras —contesta en seco otra vez, veo al par de chica otra vez y tienen sus sonrisas se tornan tensas.

—Deberíamos intentarlo algún día. —Es lo único que dice con una sonrisa falsa—. Adiós.

Entran a la cafetería y se sientan junto a un grupo de chicos dentro.

—¿Qué fue eso?

Emma toma una servilleta para limpiar las migajas de torta en sus labios.

—Son las amigas de la chica que te conté. —Me la quedo mirando en silencio mientras intento descifrar de quién me habla—. La que no me cae bien.

Ah... ya, entendido —le digo mientras asiento. Giro mi cabeza hacia el ventanal y están el par de chicas sentadas en una mesa con unos chicos, mientras me ven—. Y si ustedes no se llevan bien, ¿por qué se acercaron?

Noto a las chicas a través del vidrio, ambas viéndonos con atención.

—Porque seguro querían saber quien eras. —Emma se encoge de hombros restando importancia.

—Nos están viendo. —Emma mira de reojo hacia la cafetería—. ¿Y si seguimos caminando?

Después de seguir viendo tiendas y comprar algunas cosas, nos llama mi mamá diciendo que están en la entrada del centro comercial y nos vamos.

—¿Conseguiste lo que necesitabas Lara? —Pregunta tía Amelia en español.

Si —respondo en español—. Tía, no hay necesidad de hablarme en español entiendo perfectamente el inglés —le digo esta vez en inglés.

Sé hablar inglés gracias a mi madre. Ella nació y se crió aquí con mis abuelos y tía hasta que ellas tenían ocho años de edad y decidieron volver a Venezuela. Mi mamá me ha enseñado inglés desde siempre, también me inscribió en cursos y academias.

Mi tía, por otra parte, se mudó a Atlanta a estudiar en una universidad para luego regresar a Venezuela, pero, se enamoró de mi tío Archie Jones, un rubio de ojos verdes, se casaron y dos años después tuvieron a Emma. Mi madre es mayor que tía Amelia por un año, se casó con mi papá un año después de que se hicieron novios y tres años después me tuvieron a mí, soy mayor que Emma por cuatro meses.

Llegamos a la casa y dejo todo lo que compre en mi habitación salgo de ella y me encamino a la cocina donde mi mamá está hablando junto a mi tía Amelia y Emma sentadas en la barra.

—Tía Helena ¿Quiero invitar a Lara a una noche de karaoke? Es super lindo donde podemos comer, charlar y bailar...—expresa Emma muy entusiasmada, cosa que me da un poco de gracia porque mi mamá era muy rara vez me dejaba salir en Venezuela, dudo que decida hacerlo ahora.

—Me parece bien.

«Ya va ¿qué? ¿Escuche bien? Esto si es raro.»

Mi prima y yo compartimos miradas incrédulas

—También podrías usar el carro —sugiere tía Amelia, la cara de sorpresa de Emma no pasa desapercibida.

Después de charlar un poco, tía Amelia y Emma se van a su casa.

Clásico de LAGOS es lo que se escucha mientras acomodo las compras en mi habitación, colgando una pizarra para anotar las cosas importantes que tengo que hacer, pongo los retratos que tengo con mi familia, paisajes y de Rosa mi mejor amiga.

La puerta es abierta por mi padre.

—Veo que compraste cosas para tu habitación, pensé en esperar que vinieras para pintar tu cuarto del color que quieras.

—No, no hace falta.

—¿Cómo te fue?

—Bien, fuimos a un café en Starbucks, compré algunas decoraciones, y mañana voy a un karaoke junto con Emma.

¿Enserio? Tengo tiempo sin escucharte cantar, siempre quise que siguieras en clase de coro, música como se llame —dice riéndose de él.

—Si, tengo tiempo que no voy a un karaoke, ya pronto me escucharás cantar papá.

—Eso espero, en la empresa de tu tío me va muy bien.

¿Todavía te sientes extraño en el lugar? —Le pregunto sabiendo que a pesar de que le vaya muy bien ahora, no es lo que él ama, pero siempre da lo mejor de él y eso es una de las cosas admirables de mi padre.

No tanto como antes cariño. —En sus labios se forma una sonrisa triste—. Cada vez voy ascendiendo más, ahora soy el gerente, y estoy muy feliz de eso.

Me acerco a él y lo abrazo fuerte y me dan ganas de llorar.

—No sabes cuánto te extrañe, lo mucho que te quiero—le digo mientras lloro y él me abraza más fuerte—. Ok, me estás aplastando, no puedo respirar. —Ambos reímos. Él se retira cerrando la puerta.

Vacío mi bolso dejando caer los folletos y papeles que guarde en mi bolso con anuncios de trabajo.


♪♪♪♪

♪♪♪♪

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Because, all I need is you. (All I Need Libro 1).  |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora