Capítulo 24.

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Por favor antes de iniciar la historia los invito a leerla junto con esta playlist, que fue con la que escribi el capitulo.

LARA.

Me alisto para la cena de acción de gracias. Debido a que mi tía tuvo que ir a la familia de su esposo, no tenemos con quien pasar acción de gracias, Daniel y su familia nos invitaron a su cena junto a los chicos. Me decido por un vestido manga larga Vinotinto, tacones bajos color negros y una clineja que agarra todo mi cabello.

Nosotros no celebrábamos Acción de Gracias, pero como visitábamos a mis tíos, se volvió una tradición. Y a pesar de que mis tíos no estaban, lo celebrábamos nosotros tres.

Salimos de la casa, veo pasar los árboles y cielo con colores naranja, azul y amarillo son los que resalta gracias al atardecer. Llegamos a la casa de Daniel. Veo a mis papás ver con asombro la casa.

Bajamos del auto en dirección a la puerta, mi padre toca el timbre y en eso abre Daniel, con una camisa azul rey y jeans negros. Nos recibe con una gran sonrisa.

—Señor David y Señorita Helena bienvenidos —se hace a un lado para dejarlos pasar.

Mi madre suelta una pequeña risa y lo saluda, la madre de Daniel llega y saluda a mi mamá y a mi padre.

—Hola jovencita Lara, muy hermosa hoy —me da una sonrisa coqueta.

—Que puedo decir —me encojo de hombros —soy muy linda como sea; y tú no estás nada mal.

—Que modesta. Y si, yo estoy muy apuesto.

Rio un poco y me adentro más a la casa, llegando a la sala donde están todos; veo un hombre mayor a lado de la señora Charlotte. Todos nos saludan y se presentan con mis padres.

—Hola mucho gusto, Connor Hill soy el padre de Bradley —se presenta un señor muy alto con ojos verdes.

—Igualmente, David Rodríguez —se estrechan las manos.

—Tú debes ser Lara, tienes una grandiosa voz.

—Gracias.

Veo a los chicos y me acerco a ellos.

—Hola...

—Hola—dicen al mismo tiempo.

—¿Cómo hacen eso?

—¿Hacer qué?—Preguntan.

—Eso, decir todo al mismo tiempo. Da un poco de miedo.

—Es un secreto—Dice Charles guiñándome el ojo.

Charles tiene unos pantalones blancos y una camisa purpura, hace que sus ojos azules resalten más. Y Brad con una camisa verde y los jeans negros, hace que se vea muy, pero muy bien; además de su cara de culo claro.

La cena pasa con tranquilidad, el padre de Daniel da unas palabras y presume de la cena que hizo él y su esposa. Mientras comemos compartimos risas, anécdotas y momentos.

Teníamos tiempo como familia que no salíamos a compartir. Ver a mis padres con sonrisas, agarrados de manos y mi madre descansando su cabeza en el hombro de mi padre. Me alegran que estén muy felices.

Después de la cena todos van a la sala a conversar, Daniel, Charles y yo conversamos y compartimos con el resto. Decido levantarme para dirigirme al baño, pero escucho las cuerdas de una guitarra en la parte de la piscina, me dirijo a la puerta corrediza y la abro. Veo a Bradley sentado en la hamaca de columpio en el lado derecho de la terraza. Por el sonido de la puerta él levanta la mirada dejando de tocar, nos miramos fijamente por unos segundos.

—¿Por qué no sigues? —Rompo el silencio.

—Me interrumpieron.

Le doy una pequeña sonrisa, cierro la puerta y me acerco a él para sentar a su lado. Nos quedamos en silencio sin decir nada, solo nos mecemos un poco. Bradley mira hacia arriba y sonríe.

—La luna está muy linda hoy, ¿no? —Indica.

—Lo está.

Queda en silencio viendo la luna con una sonrisa de boca cerrada.

—Me encanta mirar el cielo, este nublado, llueva, sea de noche. Me encanta —dice sin despegar su vista de la luna.

Me fascina la forma en que habla, como sus ojos brillan más y como su sonrisa no se borra. Solo veo su perfil, su lunar en la mejilla, sus labios color rosa estirados con su sonrisa.

—Emma dice que, si estás en apuros, necesitas desahogarte con alguien habla con la luna y las estrellas. Porqué ellas te escucharan.

Bradley me mira y asiente para luego volver su mirada a las estrellas.

—Que sabía.

—Si..., lee muchas historias — ríe un poco conmigo—. Me gusta pensar que cuando las personas ya no están, se convierten en estrellas —hago una pausa breve —. me gustaría ser una algún día.

Bradley me mira atento.

—Tal vez no llegues a ser una estrella —lo miro a los ojos —, serás la mismísima luna.

Lo dice con tal determinación que me hace sonreír y lo que no me esperaba era que el me la devolviera. Nos miramos por un rato, admirándonos con afecto.

Suelto un suspiro y el pensamiento me llega a la cabeza: «bésalo».

Siento como poco a poco el ambiente se tensa un poco, solo se escucha las personas y la música adentro de la casa. Nuestros hombros están pegados, y ya puedo sentir su respiración chocar contra mis labios; mis ojos se van cerrando poco a poco al igual que los de él.

—Hey ¿Qué hacen aquí a oscuras? —Pregunta Daniel abriendo la puerta corrediza.

Bradley y yo nos separamos abruptamente.

—Admirando la luna —responde Bradley mirando de Daniel a mí.

—Ah, tú y tu extraña fascinación por el cielo.

En eso entra Charles.

—¿Qué hacen aquí?

—Admirando la luna —le responde Daniel.

—¿Por qué no llaman? —Inquiere Charles acercándose junto a Daniel para sentarse con nosotros.

—Hoy está en su fase lúnula menguante —explica Bradley.





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Because, all I need is you. (All I Need Libro 1).  |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora